Review Monday Night Raw 18 de febrero de 2019

Review del show de esta semana de Monday Night Raw

Review Monday Night Raw 18 de febrero de 2019

Sergio Esteban

19/02/2019 a las 19:28

Promo inicial.

El comienzo del show fue un ejemplo de lo que nos daría la noche. Momentos sorprendentes y renovación en algunos aspectos, pero con una sensación de desesperación tremenda. Y es que no me parece mal que se aporten cosas diferentes al show y haya variedad, pero cuando se hace de una forma desordenada, carente de sentido y se confunde al espectador más que seguir una linea argumental lógica, la impresión es que todo está impregnado por un aire de desorden y falta de planificación impactante. El primer bandazo fue precisamente el recibimiento de Triple H. Dió bastantes noticias, incluyendo menciones a la inducción de D-Generation X al Hall of Fame, poniendo en valor la gran actuación de Kofi del domingo y dando la oportunidad de ascender, no sabemos si de manera definitiva, a cuatro de los mejores talentos de NXT.

Incluso en su discurso alabó a Becky Lynch, después de lo visto semanas anteriores y de que esta golpeara a su esposa. Dijo que la arrestarían de seguir interviniendo, pero que también admiraba la forma de tomarse las cosas de la irlandesa y su espíritu luchador. En definitiva, una promo muy face, orientada a recibir el aplauso fácil de la gente y en la que el Hunter pareció el chico bueno, el creador de NXT, el gestor agradable y bondadoso. Y claro, eso no estaría mal de tener cierta coherencia argumental, pero es más que curioso este cambio de actitud sin que haya mediado ninguna razón para que se produzca. Un inicio informativo, que no es malo de por sí, pero dejó sensaciones extrañas.

Combate de mesas.

Braun Strowman vs. Baron Corbin.

La historia de Strowman y Corbin vuelve a ocupar minutos de pantalla, lo cual a muchos cansa, pero hay que reconocer que cuando los dejan pelear sin interferencias, pueden sacar encuentros decentes como este. Y quizás esa fue la mayor incoherencia de este enfrentamiento. Aunque fue positivo ver que no hubo intervenciones, es raro que el día anterior Lashley y McIntyre salieran a ayudar a Baron en un combate sin descalificaciones y ayer no lo hicieran, cuando tampoco habrían sido descalificados. De todos modos, eso sirvió para ver una historia bien planteada. Corbin se creía superior tras la paliza del PPV y aprovechó tal circunstancia para dominar durante algunos minutos.

Sin embargo, se confió y dejó que el monstruo entre hombres se recuperase para que demostrase su potencia una vez más, pese al duro castigo del día previo. La química entre ambos no es mala y hubo alternativas, en un match que no fue de alto ritmo, pero si que tuvo intensidad y fluidez. Al final, lo de siempre en estos casos. Lucimiento para Braun que parece ser más fuerte que nadie en combates individuales, pero que no capitaliza nunca esa ventaja a la hora de la verdad. Y un Corbin que no puede con Strowman si no es con ayuda externa. Un buen enfrentamiento, algunos movimientos de poder espectaculares y un post-match en el que Braun agarró por el cuello a Heyman cuando este salía a hacer una presentación de Lesnar. Tienen historia detrás y algo de lógica, pero no era el momento ni el lugar para enlazar storylines, en pleno Road to WrestleMania.

Finn Bálor y Ricochet vs. Bobby Lashley y Lio Rush.

Me parece bien que suban los talentos que están destacando, aportan frescura y calidad, pero sin planes específicos, son apuestas vacías y no se aprovecha lo bueno que tienen con continuidad (Parte I). Tras una promo discreta de Finn Bálor, tuvimos un segmento que no tuvo demasiado sentido, como el resto de la noche. El discurso del irlandés no fue malo, pero cuando se quiere ser emocional y transmitir sentimiento ante un público que no reacciona, las impresiones son peores de las esperadas. A partir de ahí, un ataque de Lashley, lógico por la frustración del ex-campeón intercontinental, pero acompañado por un Lio Rush al que parecía no importarle haber recibido un chokeslam para finalizar el segmento del domingo. Y un salve por parte de Ricochet que fue recibido de buena manera por la grada.

Se pactó una lucha y dicho enfrentamiento, fue una continuación de lo visto el domingo en el PPV. Un Bálor combativo, pero superado frente a Bobby, que era más contundente que él, hasta que el irlandés respiraba cuando Lashley, que parecía no aprender de los errores, relevaba con su pequeño escudero para perder la ventaja que había tomado. Es más, hasta tuvo que intervenir molestando para evitar la derrota de Lio, cuando este debería haber sido el papel del cruiserweight. Pero la verdadera estrella de la pelea fue la nueva adición del show rojo. Ricochet es lo que es, no lo vamos a descubrir ahora. Y sus carencias a la hora de interpretar o su dudoso selling, siguen estando presentes en sus luchas. Pero es innegable que es un espectáculo verlo en acción, que sus spots son muy vistosos y que es capaz de conectar con una audiencia difícil. Es muy bonito ver algunas de sus ejecuciones y hay que valorar su trabajo, aunque su función sea mucho más atlética que actoral.

Por lo tanto, un buen encuentro, pero sin mucho sentido por los condicionantes previos y en el que Ricochet se luce, pero los demás quedan en un segundo plano claro. Lashley y Lio, siendo derrotados una vez más, cuando Bobby sigue estando muy protegido y Finn ganando en su primera pelea con el IC, pero siendo mucho menos relevante que su compañero, que lo opacó en la fase final de la contienda.

Zack Ryder y Curt Hawkins vs. Lucha House Party (Gran Metalik y Lince Dorado).

Hasta en este combate, que no interesó a la audiencia y era una de las partes más irrelevantes del show, con una storyline del lowcard, hubo incoherencias. Y es que tras presentarnos a los enmascarados como faces en semanas anteriores, haciendo de ellos un intento de New Day, parece que la apuesta ha cambiado y ahora los han pasado a heels para enfrentarse a Ryder y Hawkins. O no, porque nadie sabe ni los carácteres que tienen, ni la grada hizo nada para vitorear o abuchear a ningún conjunto. Simplemente salieron a escena para rellenar minutos e hicieron una performance bastante olvidable. Zack comenzó llevando las operaciones, frente a unos mexicanos que estuvieron cohesionados en todo instante.

No se mostraron muy superiores unos a otros, hasta que llegó el relevo a Curt, que entró con potencia, para tratar de quitarse de encima esa racha tan negativa que lleva. Le puso intensidad y ejecutó algunos ataques dignos, pero en tres minutos y sin emoción alguna, llegó un final tan lógico como anticlimático. Un hurricanrrana de Lince y una cuenta muy fría, de la que Hawkins podría haber escapado pero parece que no quiso hacerlo. Un bookeo que no eleva a nadie y deja bastantes interrogantes, sobre todo en los mexicanos, que unos días parecen favoritos del público y se mezclan con hombres que tienen buena posición y otros dan pasos atrás, pese a vencer con facilidad, por enfrentarse a enemigos muy menores. En cuanto a Ryder y Hawkins, pues si sus enfrentamientos tuvieran más emoción o duración, podrían enganchar más con el respetable, pero siguiendo por este camino, están más cerca de resultar patéticos, que de que el público empatice con ellos.

Promo de Heavy Machinery (Otis y Tucker) y Lacey Evans.

Este es el riesgo de subir a tanta gente a la vez. No solo es que se solapen unos con otros y no se les preste la suficiente atención para desarrollar los gimmicks, es que no hay planes para ellos y acaban por buscar llamar la atención de formas extrañas, tratando de repetir fórmulas del pasado al tun tun y sin impactar como deberían. Por comenzar con Lacey, hay supuestamente un impulso preparado para ella y sale en momentos importantes. Pero salir, pasearse y no decir nada, ya lo ha hecho mucha gente y no parece que en su caso eso llegue a entusiasmar al graderío. Además, sus apariciones son carentes de sentido y anoche salió por salir, sin interrumpir nada y acompañada por dos personajes que son unos bufones más que representar una amenaza para nadie.

Y es que Heavy Machinery siguen con su camino cómico en el róster principal. Una presencia testimonial en muchos eventos, que pretende ser graciosa, llegando a serlo unas noches sí y otras no. Les falta una definición, una razón de ser. Parece que van dando palos de ciego sin sentido, tratando de encontrar alguna imitación que haga despertar a los fans, como la de los Bushwackers anoche. No apuestan por nada, sino que muestran mil cosas hasta ver si alguna vez aciertan y conectan para explotar ese punto hasta la saciedad. Y esa falta de planificación les afecta tanto a ellos como a las parejas que están en la recámara sin nada que hacer, observando segmentos como este, que no llevan a ningún sitio.

The Revival (Dash Wilder y Scott Dawson) vs. DIY (Johnny Gargano y Tommaso Ciampa).

Me parece bien que suban los talentos que están destacando, aportan frescura y calidad, pero sin planes específicos, son apuestas vacías y no se aprovecha lo bueno que tienen con continuidad (Parte II). Tras comenzar de la misma manera que con el debut de Ricochet, aquí diré que lo sucedido, me resultó bastante anticlimático, más aún que en ese enfrentamiento anterior de Bálor. Gargano y Ciampa son dos luchadores impresionantes y verlos en Raw es una alegría. Son brutales tanto en su calidad, como en el desarrollo de historias, sobre todo Tommaso.

Pero es que ayer aparecieron siendo otros, sin continuidad respecto a lo que estábamos viendo en NXT. Es cierto que sus posiciones se han acercado ahora y no están tan enfrentados, ante las dudas morales de Johnny, pero que salgan tan amigos, reformando DIY como hermanos, sin justificación, es sorprendente. Y no solo eso, sino que en teoría actuaron de faces, ante unos campeones heels, cuando su trayectoria en el show amarillo tiene poco que ver con eso. ¿Como quieren que funcione el psicópata siciliano en el main roster si ya no tiene nada de psicópata?.

Luego, por otro lado, tenemos a Revival, que dieron una buena lucha, porque el enfrentamiento fue entretenido y bastante bueno, a decir verdad, pero en la primera noche que tienen los cinturones en el show rojo, caen derrotados ante unos novatos. Gargano y Ciampa tendrán mucha experiencia en otros sitios, pero eran unos novatos en Raw y superaron a los campeones. Eso por no hablar de la mediocridad que vuelve a inundar a las parejas de Raw en general, ya que da la sensación de que los nuevos han venido a salvar la división. Los equipos del show rojo parecen estar en un estado lamentable, pero no es por su culpa, sino por la falta de interés en desarrollarlos. En definitiva, un enfrentamiento interesante, pero con nada de historia detrás, con un resultado que gusta, pero es cuestionable en el sentido lógico y que parece fuera lugar, dejando al espectador más dudas que certezas.

Promo de Sasha Banks y Bayley.

Todas las buenas sensaciones que dejaron las chicas en la jaula del PPV se quedaron en bastante menos tras ver esta promo. No es que fuera una tragedia tampoco, pero la verdad es que fue floja. Las campeonas salieron a escena para hablar de superar problemas, de luchas juntas, de coordinarse y hacer guiños al pasado conflictivo que han tenido en común. Nuevamente el público estuvo frio, aunque las promos emocionales tampoco son el fuerte de ninguna de las dos, como han demostrado a lo largo de su carrera. Lo mejor de la intervención fue la confirmación de que podrían defender sus títulos también en NXT, lo cual es casi más atractivo a que lo hagan en las marcas principales, sobre todo si les dejan libertad para hacer lo que saben hacer.

A continuación salieron Nia y Tamina, las más que probables primeras adversarias por esos nuevos cinturones por parejas. Jax no es que se maneje bien al micro y presenta dificultades claras para hilar un discurso convincente sin que sus caras y gestos saquen al espectador de lo que está diciendo, pero es que ver a su prima coger el micro, aunque fueran cinco segundos, no aportar nada con sus palabras y parecer tan nerviosa que su voz fue casi inaudible, dió un poco de vergüenza ajena. En cuanto al intento de brawl o lo que quiera que fue eso al final, pues repasando las imágenes se ve a Nia tropezarse antes de irse riendo y a las dos bestias samoanas marcharse del ring sin ni siquiera tener opción a subir a él. Algo bastante pobre para apuntalar el buen trabajo que hicieron las mujeres el día antes en la Elimination Chamber.

Dean Ambrose vs. Drew McIntyre.

Pese a que este segmento seguro que ha molestado a mucha gente, dentro de la coherencia argumental del show, me parece de los más lógicos. No es que defienda una humillación a nadie, pero está claro que la apuesta de la empresa es por Drew, por encima de Dean, que se va a marchar en un par de meses. Así que una victoria contundente, en lo que fue casi un squash para el escocés, refuerza a quien se va a quedar y está ávido de triunfos convincentes para no perder su status. Ambrose se defendió, tuvo instantes de dominio y una ofensiva superior a la de su contrincante, ya que llegó a conectar más golpes que el europeo. Pero claro, perder en apenas dos minutos y con esa claridad, da la sensación de ser un luchador poco resistente y que estaba ahí solo para poner over a McIntyre.

Drew se revitaliza con esta victoria, pero tampoco es que sea algo grandioso para él. No por lo sucedido anoche, sino por las actuaciones de semanas previas, ya que Ambrose, en su actual “estado de forma”, en horas bajas por las cuestiones que todos sabemos, no supone un desafío enorme al que hacer frente. Y tampoco Drew consigue con esto quitarse el estigma de secundario que viene arrastrando desde hace un tiempo. Necesita un impulso, pero con confianza de verdad, en solitario y con una continuidad. Ahora parece más un guardaespaldas, peligroso y potente, que actúa como un sicario poderoso cuando se le requiere, pero que no lucha por sus motivaciones, ni por nada en concreto.

Está en una zona en la que parece que siempre está preparado para dar el siguiente paso, pero no lo da. Y si se eterniza en ese lugar, va a ser tarde para que genere atención en la audiencia. Anoche, por ejemplo, con la primera patada sorpresiva no obtuvo ninguna reacción. Pienso que hasta golpeó una segunda vez a Dean con una nueva patada para ver si la gente reaccionaba. Pero fue lo mismo. Y si, el público de anoche no era el mejor, pero él también necesita mejorar su conexión con los fans, en general, y originar más emociones en los televidentes.

Promos de Paul Heyman y Seth Rollins.

No se cruzaron entre ellos, pero merecen un epígrafe propio en común, ya que se supone que están ambos involucrados en la rivalidad principal del show. Pero es que es complicadísimo vender nada en estas circunstancias. Casi imposible. Por iniciar con Paul, tuvo una especie de presentación, previa a la lucha de Bálor, cuando fue agarrado del cuello por Strowman. No aportó apenas nada, excepto una promoción de Lesnar en forma de vídeo. La edición de su trayectoria fue genial y siempre hay que alabar a la gente que hace estas cosas en WWE, pero al fin y al cabo eso solo es un repaso a lo que ya hemos visto de él. Nada de contenido nuevo, un simple caramelo envuelto de magnífica manera, pero vacío por dentro. No se avanzó en nada y la repercusión en la rivalidad es nula. Más tarde habría otros vídeos promocionales acerca de su paso por WWE específicamente y más de lo mismo. Está muy bien editado y entretiene ver esas secuencias, pero es que es como ver un tributo en YouTube un día que estás aburrido.

En cuanto a Rollins, pues también se ve muy limitado. A la falta de un enemigo directo al que encararse, se le unen sus problemas físicos y la recomendación de no arriesgarlo en contiendas que no llevan a nada. Tampoco tiene mucho que decir y se le está prestando más atención a otras historias, así que el único momento destacado de su pequeña entrevista en backstage fue su interacción con Ambrose. Algo que bien pensado resulta inconcebible. Que lo más destacado de una rivalidad entre campeón y retador al título máximo, sea el cameo de un hombre que está jobbeando hasta que finalice su contrato, no deja de ser penoso.

Aleister Black vs. Elias.

Me parece bien que suban los talentos que están destacando, aportan frescura y calidad, pero sin planes específicos, son apuestas vacías y no se aprovecha lo bueno que tienen con continuidad (Parte III). Por empezar con lo negativo de este ascenso, que me parece el más lógico de todos, diré que me parece precipitado hacer debutar a la desesperada a cuatro hombres de forma consecutiva, la misma noche. A Aleister le tocó el último y el impacto que generó su presencia, estuvo lejos de ser el que debería ser. Pero la incoherencia que salió a relucir en este momento no vino de su lado, sino de la parte de Elias.

Decían que su rivalidad con Jarrett iba a lanzarlo a planos más estelares, pero lejos de eso, se ha quedado en nada, no le ha supuesto ningún beneficio y le ha dejado en herencia un turn heel muy anticlimático. La gente ha adorado su performance, por muy repetitiva que fuese, a lo largo y ancho de USA, durante meses. Así que era natural que pasase a ser un face querido. Sin embargo, lejos de explotar esta nueva faceta, la empresa parece haberse encargado de destrozar lo creado, como pasó con Rusev Day y devolverle un carácter heel, que ya no es lo que era, por estar muy visto. La aparición de Black fue bien ejecutada y, al menos, mantuvo su esencia respecto a lo que habíamos observado de él en el territorio de desarrollo, dando lugar al combate.

Fue un enfrentamiento entretenido, bien planteado y bastante completo. Los dos tuvieron sus opciones, aplicaron movimientos interesantes y recibieron castigo vendiéndolo bien, intentando revertir la situación. Hubo acciones aéreas, sumisiones más lentas y secuencias dinámicas que reflejaron la versatilidad de ambos. Un buen combate, en líneas generales, y que terminó como todos los que implicaban a gente de NXT. Victoria del novato, dejando la impresión de que los talentos de Raw son wrestlers mediocres y sin nivel suficiente para hacer frente a los chicos que vienen desde abajo. Me alegro por Black, al igual que por los demás, pero ver a Elias y su talento desaprovechado, poniendo over a gente nueva sin tener opciones reales a destacar por si mismo, pues no es una gran noticia.

Campeonato femenino de Raw.

Ronda Rousey (c) vs. Ruby Riott.

Y aquí tenemos la incoherencia final que corona el show. Este es el combate que ambas debieron dar en el PPV. Es mucho más lógico que Ruby presentara batalla allí y aquí, tras haber sido derrotada, sucumbiera con mayor facilidad o tuviera miedo. Pues no. En EC pareció una wrestler débil, huidiza y sin nivel. Y aquí, de la noche a la mañana, parecía haber renovado su autoconfianza, pese a ser humillada el domingo. Tampoco es demasiado explicable que recibiera otra oportunidad titular, ni que Ronda tuviera más dificultades para imponerse. Se supone que ya debería ir conociendo WWE y que tiene que concentrarse para sacar el máximo rendimiento sin complicaciones.

La pelea fue correcta, con un dominio evidente de Ruby, tanto por sus acciones individuales como por las ayudas de Riott Squad, pero la sensación es que toda esta parafernalia ya venía a destiempo y el daño sobre Riott ya estaba hecho. El resultado fue obvio, ya que era imposible pensar en una derrota de Rousey. Logró el triunfo frente a tres enemigas y con contundencia, ya que cuando se puso seria, Ruby tampoco aguantó demasiado antes de ser sometida, pero la impresión es que esto era una lucha de transición, muy perjudicada por lo ocurrido el día antes.

Ruby no queda tan mal como el domingo, pero el estigma de lo sucedido en EC es duro y difícil de superar. Tuvo minutos de ofensiva y lució mejor, pero a la hora de la verdad, cuando ya no tenía la posibilidad de ser apoyada por Liv y Sarah, volvió a quedarse a una distancia sideral de la campeona. Un bookeo que de haber sido a la inversa o con que hubiera tenido el mismo interés en el PPV que aquí, hubiera ganado bastante, y no solo para Riott, también para Ronda.

Nota del show: 3

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