Review Monday Night Raw 7 de enero de 2019

Review del show de esta semana de Monday Night Raw

Review Monday Night Raw 7 de enero de 2019

Sergio Esteban

08/01/2019 a las 19:05

Promo inicial.

Comienzo apresurado del show, en el que se entremezclaron varias historias para dar lugar al match que veríamos inmediatamente después. Por un lado, sin introducción previa, Lashley y Rollins se enzarzaron en una pelea de barrio clásica, con gente del róster intentando separarlos sin conseguirlo. Este tipo de secuencias son llamativas, pero los golpes no eran demasiado contundentes y los fans esperan más este tipo de segmentos entre Seth y Ambrose, antes que frente a un Bobby con el cual Rollins tiene una rivalidad de transición y que solo da la sensación de rellenar minutos. Tras ello, fue John Cena quien apareció en el ring para dar un discurso parecido al que realizó en SmackDown. Anunció su participación en la batalla real y se dedicó a juguetear con el público, dando la impresión que proyectó en el show azul. Es decir, ser una gran estrella, pero algo desubicada y cuya función es aportar carisma y generar atracción puntual, más que desarrollar una historia en condiciones.

Esta vez salió a su paso Drew McIntyre, respetando a Cena y calificándolo como el más grande de todos los tiempos. Nombró sus polémicas estéticas y amorosas, pero se centró en retarlo como luchador, demostrando sus ganas de ser tan reconocido como él y ganarle. Sin embargo, John se mostró seguro, diciéndole que él era uno más de tantos, que por años habían intentado superarlo. Y es cierto que, en promos, a Drew aún le falta para destacar, por lo que propuso un enfrentamiento que le permitiera sacar su potencial. De nuevo aparecieron los hombres que se estaban peleando anteriormente y se organizó un brawl caótico, interesante por ver la mezcla de wrestlers y las diferentes apariciones, ya que se unieron a la fiesta Bálor y Ambrose, pero carente de sentido. La función simplemente era dar motivos para que se celebrase el combate de equipos posterior, así que tampoco se avanzó en ninguna rivalidad, ni se elevó a nadie, más allá de presentarlos como facciones contrarias.

Seth Rollins, John Cena y Finn Bálor vs. Dean Ambrose, Bobby Lashley y Drew McIntyre.

Buen combate. Largo, entretenido, con alternativas y con intensidad en muchos momentos. Pero sin nada en juego y del que salió perjudicado uno de los hombres que más necesitaba reforzar su posición, como es Ambrose. Individualmente, todos rayaron a buen nivel. Cena sirvió de apoyo, cediendo el foco a sus compañeros y dando fluidez a los instantes en los que él tenía acción. Fue castigado y su ofensiva fue la de toda la vida, pero suficiente para dar solidez a la lucha y levantar a su público, pese a que el AA ya no es lo que era. Finn estuvo bastante combativo, como siempre, pareciendo el más débil de su grupo, pero mostrándose aguerrido cuando podía, con gran apoyo popular. Y Rollins ejerció de líder, por encima de Cena. Aunó lo mejor de sus compañeros para erigirse en el protagonista de su conjunto y, además, logró el triunfo frente a su némesis en una actuación estelar.

Por la parte heel, el más destacado me pareció McIntyre. Fue el más contundente y el más inteligente, sabiendo cuando interferir y liderando convenientemente a su equipo. Si su micro fuera superior, podría ser impulsado con mayor facilidad, pero su in-ring, convence como para dar ese salto que se espera de él. Lashley estuvo correcto, explotando su faceta powerhouse, pero le faltó dar más credibilidad a la lucha. En este momento de la noche, parecía el menos importante de los implicados en el segmento y eso, cuando hay tanta gente reunida en un match, es un mal signo. Y Ambrose, pues bueno, abundaré más en su figura cuando se analice el main event, pero creo que su bookeo es lamentable. Es cierto que su equipo era potente, pero él es el campeón intercontinental y caer de forma limpia, sin ser muy protagonista y dando una sensación de inferioridad, no ayuda en nada a su personaje. Se protegió a los demás, pero la directiva podría pensar también en protegerlo a él. Al menos en los resultados, ya que en el desarrollo de la pelea no tuvo una incidencia capital en ningún momento, hasta la fase decisiva.

Homenaje a Mean Gene Okerlund.

Merecido homenaje para una leyenda como Mean Gene, que tuvo dos partes diferenciadas. Del video que se emitió no hay nada que decir más que alabar al equipo de edición de WWE, que en medios técnicos y en capacidad para vender una carrera tan legendaria como la de Okerlund, es inigualable en este negocio. Pero el foco se posó sobre la figura de Hulk Hogan, que fue a despedir al que fuera su amigo y compañero de muchas peripecias en el pasado. Dependiendo de la mentalidad de cada uno, el segmento puede ser bueno o malo. Por un lado, quien mejor que Hogan para recordarlo y que mejor manera del Hulkster de volver a pantalla, haciendo una transición a apariciones más recurrentes en Raw, a partir de una toma de contacto emocional, que iba a recibir unos buenos pensamientos si o si.

Por otra parte, es comprensible que haya habido personas que piensen que este segmento ha sido un poco oportunista y haya sido para promocionar a Hulk, más que para rendir tributo a Mean Gene. Bueno, y eso es extensible a la parte del discurso en la que Hogan actuó dentro de personaje. A mi me pareció bien, por recordar viejos momentos, pero habrá quien lo tomaría como algo anticlimático y fuera de lugar. De todas formas, lo que es innegable es que la recepción a HH fue fría. No sé si por el pasado reciente del icono o por el momento de respeto hacia Okerlund, pero los fans estuvieron bastante apagados y eso se notó bastante. Como homenaje, muy buen segmento. Como vuelta de Hogan, se quedó algo por debajo de las expectativas.

Campeonatos por pareja de Raw.

Combate de leñadores.

Chad Gable y Bobby Roode (c) vs. Revival (Dash Wilder y Scott Dawson).

Buen combate a nivel técnico, con su dosis de espectacularidad y movimientos combinados, pero también con una gran profundidad, sobre todo en los momentos en los que Gable llevaba el mando de las operaciones. Chad es capaz de mostrar intensidad y potencia, con una técnica muy depurada y eso mejora cada uno de los matches en los que participa. Sin embargo, la estipulación me pareció bastante mal utilizada. Se supone que los leñadores deben ser factores diferenciales en la contienda y aportar una amenaza o un riesgo a quienes combaten oficialmente. Pero estos se dedicaron a introducir en el ring a los que iban cayendo, especialmente a Revival, sin hacer nada llamativo. Simplemente eran adornos que parecían velar por la limpieza de la lucha.

Todo eso hubiera estado muy bien de no haberse producido el enésimo final sucio contra Dash y Dawson. Revival vuelven a perder en una lucha en la que no lo merecían y alargan su racha. Sigue siendo algo incómodo, ya que son heels y, en teoría deberían ser ellos los infractores, a menos que quieran hacerles un turn a sus personajes. Y Gable y Roode, ganan con más pena que gloria, por las circunstancias. La lucha en sí estuvo bastante bien y ellos se mostraron dominantes en gran parte del combate, pero ese desenlace con trampas, para proteger a Revival en su extraña storyline, tampoco cubre de gloria a los campeones. Aún así, es un buen relleno, aunque para darle mayor emoción, podrían haberle quitado la disputa de los títulos, que anticipaba el resultado. Dando buenas luchas e historias coherentes, es suficiente para atraer y, aunque se le dé dinamismo a la división, no siempre hay que poner los cinturones en juego.

Elias vs. Baron Corbin.

Antes del combate tuvimos la promo de rigor de Elias, en la que además de meterse con Corbin, dijo que él iba a ganar el Royal Rumble 2019, como es común en los discursos de todos los wrestlers que anuncian su participación. Como todas las semanas, es la mismo promo con muy pocas variantes y, también como todas las semanas, el público volvió a volcarse con The Drifter y sus palabras. No solo eso, sino que todo ello llevó a generar un heat en contra de Baron reseñable, que fue bastante abucheado cuando interrumpió a su oponente, aunque en su parte hablada vino a decir lo mismo que el face.

Tras ello, se produjo una lucha correcta, pareja y sólida, sin ningún momento memorable y algo lenta, pero disputada y fluida, con alternativas y secuencias aceptables. Lo peor es la poca necesidad de esta pelea en ese instante, con poco interés de la grada que estaba más apagada que en otros minutos del show, evidentemente. El triunfo de Corbin le devuelve algo de confianza y me parece correcto. Más que por la propia victoria, por la limpieza con la que la consiguió, luciendo como un luchador poderoso. No por ser el rudo tiene que ganar de forma tramposa. En cuanto a Elias, bueno, no es demasiado perjudicial esta derrota, ya que está mejor posicionado que hace un tiempo y tiene credibilidad, pero en esta zona tan competitiva del midcard, uno no se puede dormir en los laureles. De todos modos, su fuerte es el micro y lo importante es que dé luchas sólidas, gane o pierda y, en eso, cumple bastante bien.

Promo de Brock Lesnar y Braun Strowman.

Absolutamente lamentable. Primero por la falta de acción, que es algo que debería exigirse en estos casos. Y no solo me refiero a la física, que para un brawl clásico, aún quedan semanas en el trayecto a Royal Rumble. Sino porque tampoco hay acción reseñable al micro, ni promos vistosas que merezcan la pena. Un juego de provocaciones es lo que se vió, que estaría muy bien de ser el primer enfrentamiento entre ambos, pero que ahora sin violencia ni siquiera verbal, queda algo coja a la historia. Y segundo por el enfoque. Es muy difícil vender a un Brock Lesnar cobarde y a un Braun Strowman autoritario.

Braun pidió la presencia de Brock, lo picó y dijo que no se atrevía a subir con él al ring, por miedo de ser lastimado. Esas palabras ya son incoherentes, teniendo en cuenta lo que ha pasado en sus duelos pasados, ya que es imposible que Lesnar tenga miedo de alguien a quien ha derrotado en varias ocasiones y con relativa facilidad. Pero no es eso, sino que Lesnar, herido en su orgullo fue a hacerle frente al monstruo entre hombres y lejos de dar el paso definitivo, se quedó a medias, cuando siempre ha sido superior a su enemigo. Se puede entender como una provocación simplemente, pero es muy poco para lo que debería ofrecer.

Son hombres llamativos, es el título máximo y la gente reacciona por ser quienes son, pero el guion no hay por donde cogerlo. Es complicado dar continuidad a una storyline cuando el campeón ni aparece y cuando lo hace solo se pasea, pero creo que hay otras alternativas para seguir insistiendo en este enfrentamiento, si es lo que quieren hacer. Porque ahora mismo, pese al tamaño y a lo que impone Strowman, sería más creíble una victoria suya desde el papel de underdog. Que Lesnar se mostrase confiado y seguro, y eso provocase un descuido que le diera opciones al gigante, como en su día pillaron desprevenido a Brock gente como Goldberg o Daniel Bryan, dándole más guerra que la resistencia que ha opuesto Braun.

Apollo Crews y Ember Moon vs. Jinder Mahal y Alicia Fox.

Combate de relleno, muy rápido y que no beneficia a nadie. Apollo y Ember ganan, manteniéndose en una buena racha, pero pasan de estar en planos estelares a formar parte de una lucha muy secundaria. Ganaron con contundencia, sin apenas recibir ni medio ataque de los heels, lo cual los deja igual que estaban, ya que fueron sólidos, pero ante rivales que no suponían para nada un reto. En el caso de Apollo, su posición, debido a su carisma, tampoco puede ascender demasiado, pero es una pena para Moon, ver como se queda en este tipo de combates cuando tiene calidad para más. Aunque también se entiende por la enorme competencia del sector femenino del show rojo. De todos modos fue un duelo rápido, vistoso, con movimientos agradables de ver y no molestó a nadie. Eso sí, si los faces no ganan demasiado con esto, la situación para los heels es aún peor. Alicia se lleva una derrota directa tras recibir varios golpes que no sabía ni de donde le venían, mientras que Jinder queda muy por debajo de un hombre como Apollo, que tampoco es que sea un puntal de Raw para arrasarlo de esta manera. Un par de minutos de relleno y poco más que comentar.

Moment of Bliss.

Promo en la que iban a ser protagonistas Alexa y Ronda, pero acabó con el foco recayendo sobre Sasha y Nia, para bien y para mal, respectivamente. El concepto de mini-programa en sí, no me parece mal. Bliss puede tener un segmento propio de este estilo y es mejor encuadrarlo de alguna manera que salir al medio del ring a preguntarle cosas al público sin orden ni concierto. Además, la presencia de Rousey aporta siempre carisma y reacciones de los fans, por lo que la conversación que mantuvieron no pareció mala, con el giro final incluido, en el que se descubría que a quien estaba ensalzando la campeona era a Sasha.

Ahí comenzó lo malo y fue la actuación de Nia Jax. Como monster heel poderosa, la samoana tiene un personaje convincente, pero es mejor que se aleje un poco del micrófono. Parecía la típica persona que se cree graciosa, sin serlo e hizo gestos ridículos que dieron algo de vergüenza ajena. Estaba claro que quería generar antipatía de la grada, pero más que por el contenido de la promo, lo hizo por la mala ejecución, que resultaba hasta molesta de ver por momentos, con unos vaciles y un tono de voz que variaba continuamente y descentraba a cualquiera.

Sin embargo, eso dejó en bandeja el discurso a Banks. Agradeció a Ronda por sus palabras y retó directamente a Jax, mostrándose sin miedo y con capacidad para mezclarse con alguien que ha tenido todo este año un mayor status que ella. Esa Sasha agresiva, irónica, juvenil y con una autoconfianza por las nubes es lo que necesita Banks para volver a ser la jefa y salir de la mediocridad en la que lleva meses instalada. Una promo con cosas buenas y malas, pero que dió ganas de ver una lucha que, de otra manera, hubiera sido una simple repetición de un match que ya se ha dado mil veces.

Combate para definir la retadora al título femenino de Raw.

Sasha Banks vs. Nia Jax.

Clásico combate entre una underdog face y una monster heel que controló gran parte de la lucha. Las dos tuvieron sus momentos de dominio, pero las fases fueron muy marcadas y el ritmo siguió el esquema típico de WWE. Bayley y Tamina tuvieron sus rifirrafes en los aledaños del ring, pero no fueron demasiado importantes y la lucha tuvo mejor continuidad que si hubiese habido intervenciones. Las dos mostraron sus mejores cartas y las ejecuciones fueron creíbles, pero el problema estuvo en la falta de conexión que tuvieron con la grada. Nia es buena heel, pero depende de la face que tenga enfrente y la jefa, pues lleva un tiempo sin pasarse por eventos estelares y, aunque siga siendo muy querida, se nota que su atractivo es menor del que era.

En cuanto al resultado, que era lo que más importaba, me parece positivo. Es cierto que Sasha se queda fuera de la batalla real, donde podría haber destacado pese a no ser favorita, y no tiene muchas opciones de quitarle el cinturón a Ronda, pero es una buena oportunidad para recuperar credibilidad como horsewoman de cara al futuro. Además, nos asegura un combate divertido en un evento grande y no se repite la fórmula de enfrentar a la campeona contra Jax. Una Nia que no queda excesivamente bien con todo esto. Sobre kayfabe, Sasha parecía inferior, pero bueno, es lo de menos. La cuestión es que cayó con claridad y luciendo de más a menos. Controló al principio, con cargas potentes, algún bombazo y un samoan drop contundente, pero su efectividad fue nula, ya que en vez de debilitar a su enemiga, esta la fue superando poco a poco hasta hacerla rendirse. No es una tragedia para la samoana y seguirá siendo importante, pero es un paso atrás claro.

Campeonato Intercontinental.

Falls count anywhere.

Dean Ambrose (c) vs. Seth Rollins.

Este combate debería ser la retención de un campeón que refuerza su sólido reinado. Y nada más lejos de la realidad. Independientemente del desarrollo de la lucha, que no es malo, el final perjudica sobremanera a Dean Ambrose, pese a que los hechos acaecidos permiten que mantenga el cinturón IC consigo. Por empezar con la pelea, me gustó el estilo con el que se llevó a cabo. Desde un inicio se comenzaron a golpear con todo y, por fin, se vió ese odio que debería predominar en una rivalidad tan personal como esta. Ningún spot fue maravilloso, ni perdurará en la memoria de los fans, pero pelear entre el público siempre anima a la audiencia y en este tipo de matches sin reglas, Ambrose puede sacar a relucir su mejor faceta. Es un luchador que siempre destaca en luchas extremas y se mueve como pez en el agua en estas situaciones. No obstante, se mantenía una igualdad notable, hasta llegar al ring, donde tras algunos errores del campeón, el arquitecto se disponía a recuperar su correa.

Y ahí, apareció Bobby Lashley para decantar la balanza a favor de Dean, con un ataque furibundo a Seth que lo dejó destrozado. Seth Rollins no salió mal parado de todo esto. Evita volver a ostentar el campeonato intercontinental y queda muy protegido tras la intervención final. Lashley, fue el más beneficiado, evidentemente, siendo la fuerza dominante que desequilibró el desenlace de la pelea, obteniendo su venganza y reinando para cerrar el programa. No es que me parezca positivo que sea él quien destaque en medio de la rivalidad de los antiguos componentes de Shield, pero bueno, ya que quieren construir un personaje contundente, al menos que lo hagan bien.

E irónicamente, el más perjudicado fue el ganador legal del match, que retuvo su título. Sin ayudas, perdió de forma legal al inicio de la noche. Aquí venció, pero gracias a Bobby, no por méritos propios ya que, sin interferencias, probablemente, hubiera perdido. En sus luchas no consigue enganchar al espectador medio. Su personaje atrae mucho menos que cuando hizo el turn heel, con promos sin sentido y sin chispa para mantener el interés en él. Y sus victorias claras han sido frente a hombres de tercera fila como Apollo y Breeze. En definitiva, un currículum que está degradando cada vez más a un personaje, que gana, pero no convence.

Nota del show: 4

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