Que Vince reparta suerte

Por primera vez en años parece que no hay un ganador claro o favoritos destacados para Royal Rumble. Esto puede ir a favor, provocar una gran competición y generar una gran sorpresa o puede ser una catástrofe colosal.

Que Vince reparta suerte

Raúl Higuera

26/01/2018 a las 19:43

Este domingo se celebra Royal Rumble, seguramente, mi noche favorita de WWE después de WrestleMania. Sé que WWE considera SummerSlam por delante del Rumble, como su segunda WM, pero personalmente creo que la magia del Rumble es inigualable. Es en este PPV y ha sido ganando el Rumble donde muchas carreras empezaron su despegue meteórico. Aunque en los últimos años se ha perdido mucha mística, antes (de hecho, hasta no hace tanto) el ganador del Royal Rumble era prácticamente el hombre del año. Por lo que significaba esa victoria.

Todo empezó a cambiar cuando no se respetaba la sagrada tradición para mí de que el ganador iba al Main Event de WrestleMania. De hecho, ese es el mayor secreto para mí de esa magia, que se decidía quien iba a ser uno de los encargados de llevar en sus hombros el peso del combate seguramente más importante o con más ojos mirando de todo el año. En el momento que haces que el ganador del Rumble igual no va a WrestleMania en el Main Event (Alberto del Rio en 2011 y Sheamus en 2012 fueron el opener…) el Royal Rumble no deja de ser un “#1 Contender’s Match”. A lo bestia, con buenos luchadores, con mucho tiempo… pero no deja de ser eso.

De hecho, hay un año especialmente sangrante que es 2013, donde el Rumble no fue ni el Main Event de su propio PPV, para que The Rock (perdón, Dwayne Johnson) pudiera ganar el título siendo en el Main Event.

Si echamos la vista atrás, desde 2009 hasta el año pasado, 2017, sólo el ganador de 2015 (Roman Reigns) y el ganador de 2014 (Batista) acabó en el Main Event de WrestleMania. Y creo que todos coincidiremos que claramente este caso fue porque Daniel Bryan debía coronarse campeón en el Main Event de WrestleMania. De hecho, el campeón del Rumble honorífico de aquel año fue Bryan de alguna manera, pues la storyline principal de WWE de caras a su evento magno se centró en él, mientras que Batista, todo un ganador de Rumble (encima por segunda vez) tuvo un papel casi de invitado especial.

Omito el caso de Triple H en 2016 ya que aquel año el Rumble no fue como tal, pues existió el combate pero era un “WWE Championship match”.

Si miramos la lista de ganadores hasta el 2009, todos son leyendas, de hecho todos son Hall of Fame o futuros miembros (Chris Benoit aparte). Y salvo casos como Hulk Hogan, Undertaker, John Cena o Randy Orton (curiosamente, los tres últimos ganadores contando hasta 2009), el primer paso hacia ese Hall of Fame lo dieron la noche que se convirtieron en ganadores del Rumble. Precisamente por todo esto que estamos hablando, la mística, la esencia del ganador del Royal Rumble. Y el premio que solía conllevar, luchar en el combate de combates.

Este año WWE tiene una gran oportunidad de reinventar esa magia, de volver a invocar espíritus del pasado. De volver a hacer grande al ganador del Rumble y lo que significa. Este año que hay muchos nombres importantes pero ningún gran nombre.

Podría ser Finn Bálor, dar ese salto de importancia que merece (y que WWE le debe, después de perder el Universal Title por lesión y nunca más volver a los main event) y regalarnos un combate épico contra AJ Styles en WrestleMania. Podría (sé que no será) ser Seth Rollins, consolidarse como uno de los mejores de la última década y dar ese salto definitivo para empezar a ser un nombre dentro de la historia de WWE. Podría ser Dolph Ziggler, y por fin, hacerse justicia con uno de los tres hombres más infravalorados por WWE en su historia (y además, después de renunciar al USA Title y desaparecer de escena, sería una gran historia). Podría ser Kevin Owens, y ocupar de una vez por todas su posición el main event de WWE que pide a gritos desde su debut en el roster principal. Y, sí, también podría ser Roman Reigns. Y sé que tiene muchos números de lotería comprados para ser él. Pero también espero que WWE sea suficientemente inteligente para saber (y sobre todo, ver) que Reigns no necesita ganar el Rumble para tener importancia ahora mismo, y que aunque el final de su camino a WrestleMania tenga que ser enfrentarse a Brock Lesnar por el título, hay otros caminos que le llevaran igualmente, sin necesidad de dejar pasar un gran cartucho a alguien que lo necesita infinitamente más. Y aunque sea porque produciría un rechazo a un ganador del Rumble nunca antes visto…

Es verdad que hay grandes nombres en la historia de WWE que nunca ganaron Royal Rumble: Kurt Angle, Chris Jericho, Kane, Ultimate Warrior, Randy Savage, Mick Foley... Pero es el mismo caso que la victoria o no de Reigns: no hay un único camino a la eternidad, pero la victoria en el Rumble te pone en el camino más fácil y rápido.

Este domingo WWE tiene una gran oportunidad para darle a alguien un billete a la cima de la montaña.
Que Dios (o Vince) reparta suerte.

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