Kazuchika Okada vs. Tetsuya Naito: Un sueño Ingobernable

Dos de las figuras más importantes del presente de New Japan harán frente a frente: Uno para mantenerse en lo más alto; el otro, para alcanzar su Destino

Kazuchika Okada vs. Tetsuya Naito: Un sueño Ingobernable

Gin Malkavar

01/01/2018 a las 18:41

En ocasiones, las mejores historias son las que mezclan algo real con parte de ficción. Muchas películas han surgido con el trasfondo de contar historias reales, edulcorando y cambiando varios detalles para darle ese toque especial que solo el séptimo arte sabe dar. Otros tantos libros suelen encandilar con sus lecturas sobre hechos reales, cambiando algunos datos y haciendo una historia fantástica. Incluso en el mundo de los videojuegos se gravita hacia ese foco, tratando de encontrar en experiencias como la realidad virtual esa delgada línea que separa la imaginación de lo verdadero, haciéndolo más atractivo y más cercano al usuario. En esta ocasión, el evento principal de Wrestle Kingdom 12 sigue por esta línea, transformando detalles reales en una de las mejores historias puestas sobre un ring actualmente. Para ello, tenemos que remontarnos a 2012, con dos figuras muy distintas: Kazuchika Okada y Tetsuya Naito.

Kazuchika Okada ha sido uno de los luchadores elegidos por New Japan Pro-Wrestling para encarar su presente y futuro. Okada ha sido alguien favorecido desde sus comienzos, empezando a entrenar bajo la tutela de Último Dragón, pero siguió formándose en el dojo de New Japan como un Young Lion (programa de entrenamiento para los jóvenes luchadores). Con un fondo de técnica en México, la empresa decidió enviarlo a Estados Unidos, concretamente a TNA Wrestling, lo cual era un gran movimiento. No muchos iban hacia Estados Unidos a continuar con su formación, sobre todo tras la finalización del New Japan Dojo en Los Ángeles. Sin embargo, en TNA no tenían tiempo que invertir con un extranjero, así que lo dejaron de lado y trataron como alguien sin importancia, decisión que molestó a la empresa de Tokio.

Okada terminaría regresando a Japón en 2012, retando a la cara de la empresa de ese momento, Hiroshi Tanahashi. Tanahashi había conseguido elevar en los últimos años el nivel de la empresa, la cual había caído en popularidad y en calidad en el último lustro. Esta fue una decisión inteligente de manera empresarial, ya que Okada representaba todo lo que buscaba la empresa: alguien joven, atractivo, que tuviera importancia y que siguiera durante muchos años. Okada igualó esta apuesta mejorando rápidamente en el ring y estableciéndose como alguien importante, sufriendo un bautismo de fuego contra alguien del calibre de Tanahashi e igualando su desempeño en el cuadrilátero. De esta manera Okada y Tanahashi continuaron con su lucha de poder hasta que, finalmente, en 2016, Okada derrota a Tanahashi en Wrestle Kingdom 10 y se asienta como la cúspide de la empresa. Tuvieron que pasar 4 años para que la era del Rainmaker consiguiera imponerse como el máximo nivel.

Por otro lado, tenemos la historia de Tetsuya Naito. Naito comparte similitudes con Okada, siendo su otra cara de la moneda. También se formó de manera externa a NJPW en el dojo de Animal Hamaguchi y continuó entrenando en New Japan como un Young Lion más. Sin embargo, la empresa nunca quiso aprovechar el momento de Naito, nunca quisieron ver hacia dónde llegaba. Cuando le daban un momento, Naito demostraba que podía estar a la altura, pero nunca terminaba de cuajar, encasillándose con ese cartel de "eterna sopresa". Aun así, había cierto nivel de confianza en su persona y se le empezó a ver como un proyecto de futuro, hasta que llegó el que era su año. 2012 llegó y Naito afrontaba una época de buena popularidad: New Japan consiguió escuchar el clamor de los fans y apoyar más a Naito, reflejado sobre todo en su lucha contra Keiji Mutoh. Mutoh pertenecía en ese momento a All Japan Pro-Wrestling, pero fue una figura fundamental para la historia de New Japan en su pasado. La empresa había enfocado una lucha de “Genio vs. Genio”, equiparándolo al mismo nivel. Genios de dos eras distintas chocaron, pero, como siempre, Naito caía derrotado en un momento que debía ser para ensalzar su figura. Aun así, la empresa iba en serio y había muchas opciones de que ganara el G1 Climax de aquel año (el torneo más importante de la empresa).

Aquí es cuando comienza “El calvario de Naito”, y es que New Japan cometió un grave pecado: enfocarse solo en Kazuchika Okada. En ocasiones uno se centra en un solo proyecto y el resto de cosas las descuida. Lo mismo sucedió con Naito, el cual no ganó el torneo en un buen momento y, para colmo de males, Naito terminó sufriendo una lesión de rodilla en King of Pro-Wrestling 2012, perdiéndose 6 meses de acción, medio año que le pasó factura. Al regresar la empresa decidió contar con él para que ganara el G1 Climax, pero la situación era completamente distinta a la de hace un año. El público no estaba con él, la empresa programaba combates de bajo perfil para Naito y además recibía críticas del resto de compañeros. Esto propició una bajada de interés en un Naito que llegaba a Wrestle Kingdom 8 en un momento malo de popularidad. A pesar de que quería alcanzar su sueño de conseguir el título, nadie creía que fuera posible. Viendo la situación, New Japan decidió tomar una decisión inédita hasta la fecha: una votación para ver que lucha debía ser el evento principal de Wrestle Kingdom 8. Por votación, el público escogió el encuentro entre Shinsuke Nakamura y Hiroshi Tanahashi por el Campeonato IWGP Intercontinental por encima de la lucha contra Okada. Esto era algo sorprendente, por el poco periodo de vida del título Intercontinental y porque la empresa quería enfocarse en Okada, en el “chico póster”.

Llegados a esta situación, Naito cayó en un pozo sin fondo. Perdió contra Okada y al mes siguiente perdió el Campeonato NEVER, algo que ansió conseguir en una rivalidad larga contra Masato Tanaka y que se fue de su alcance a las primeras de cambio. Naito estaba en un vacío, sin dirección, sin rumbo. Naito estaba en el fondo, mientras que Okada sonreía desde la cúspide.

Aun así, toda situación cambia. Naito se fue un tiempo al Consejo Mundial de Lucha Libre en México, a través de la larga alianza entre NJPW y CMLL. Allí se unió a su amigo La Sombra en el nuevo grupo de “Los Ingobernables”. Al regresar a Japón, Naito volvió con una nueva personalidad, sorprendiendo a propios y extraños. Naito llegó como El Ingobernable, sin importarle si perdía o ganaba, tenía que estar en el foco de atención. El público comenzó a gravitar rápidamente hacia él con rivalidades como las que protagonizó con Katsuyori Shibata. Naito consiguió fundar su propia división en el país, Los Ingobernables de Japón, junto a luchadores también formados en el Dojo de Animal Hamaguchi como BUSHI o EVIL. Los tres habían sido vistos como gente que no tenían nada que hacer, que su futuro era deambular por las carteleras. Contra todo pronóstico, Los Ingobernables de Japón consiguieron que la atención estuviera sobre ellos. 

Con el apoyo del público, un renovado Naito ganó la New Japan Cup 2016 y consiguió destronar a Kazuchika Okada mediante la ayuda de un nuevo amigo, SANADA. De esta manera, Naito conseguía destronar al chico que lo tenía todo, el cuidado por la empresa, al Ying de su Yang. No duró mucho la etapa, ya que Okada volvió a derrotarlo y se mantiene como campeón hasta el día de hoy. 

Okada ha pasado el 2017 cosechando grandes encuentros en un reinado en el que cada defensa ha sido con luchadores de alto perfil. Okada ha trabajado en la épica y, como hizo contra Tanahashi, no ha soltado de la muñeca a ninguno de sus rivales, derrotándolos con Rainmakers. Los únicos que han conseguido estar a su altura han sido Minoru Suzuki y Kenny Omega. Tras tantos meses, Okada se demuestra como el rey imbatible, curtido en batallas y capaz de derribar a quien se le ponga por delante. Naito, por su parte, llega como el luchador más popular, capaz de superar a sus rivales y reclamando la atención para él, llegando a grandes extremos para conseguirlo, como se demostró en su combate contra Omega. A través de sus dificultades, Naito ha ido creciendo de camino a conseguir su sueño, estar en lo más alto, con todos los ojos sobre él. Es el recuerdo de haber estado ahí lo que perdura, los campeonatos son secundarios para él. Ese momento en lo más alto es lo que anhela Naito, lo que le empuja y hace seguir hacia delante.

De esta manera, el combate de Wrestle Kingdom 12 se plantea con mucho interés, con alguien tratando de mantenerse en lo más alto y alguien que ha ido sufriendo por un largo camino de adversidades para ello. Uno termina siendo el reflejo del otro. Una historia en la que no se puede hablar de la realidad sin que se mezcle con la ficción de la trama actual. Una lucha entre posiciones y clases, un evento protagonizado por y para dos luchadores, dos formas de ver el negocio. El auténtico evento principal, en donde se llega al clímax de una historia de redención, en la cual Naito tuvo que hacerse Ingobernable no por elección, sino por Destino. El 4 de enero veremos el último capítulo de esta historia y si El Ingobernable consigue conquistar la última frontera.

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