Raúl Higuera
21/05/2017 a las 07:10
Es evidente que el wrestling no es como un deporte más. Se trata de un deporte de competición y rivalidad, cierto, pero donde estos factores no son del todo real. Es evidente que se trata de un deporte, pero sobre todo, se trata de una actividad de entretenimiento.
Como entretenimiento que es, todo va más allá de lo que pasa en las doce cuerdas. El wrestling es de los pocos mundos que conozco que lo que ocurre en su atmósfera es casi igual de importante o a veces más que lo que ocurre en la corteza de su planeta. Es por esto mismo que no vale simplemente con ser un buen atleta, ser muy técnico en tus movimientos o tener una buena imagen de luchador. Para llegar a lo más alto, a veces incluso para llegar, has de ser, como mínimo, casi tan bueno transmitiendo emociones y haciendo una promo que dando un buen combate.
En estas líneas, me centro puramente en el apartado promos y diálogos. Hay otros aspectos más allá de las llaves, los golpes y los saltos, como transmitir dolor, psicología de ring ... Pero me centraré únicamente en el carisma, en la capacidad de que la gente pague por ver tu combate sin haberte visto antes, en cómo me vendes tu rivalidad.
El wrestling consiste en una disputa física entre dos o más personas. Correcto. Pero si simplemente buscásemos eso cuando vemos wrestling, miraríamos boxeo o cualquier otro deporte de contacto. ¿Qué tiene el wrestling que nos atrae? El factor humano, lo que hay detrás de cada combate. Sería demasiado aburrido para hacerlo atractivo semanalmente si tan sólo consistiera en dos personas que suben a un ring y pelean.
El concepto de las promos es tan antiguo como el propio wrestling. En el momento que la primera empresa de wrestling de la historia montó lo que hoy llamaríamos, un roster de luchadores, nació la idea de las promos, pues sería inviable que siempre pelearan todos con todos sin mayor razón. Si miramos las primeras promos de las que hay video (o al menos que yo haya visto), a finales de los 70 y en la década de los 80, poco o nada tienen que ver con las de hoy en día. La razón es fácil, al igual que el cine o la tv, el público era entonces muy diferente al de ahora. Se trata de promos bastante planas, en las que la mayoría de luchadores no transmiten demasiado, y se limitan a reproducir diálogos más propios de series de tv, o entrevistas que parecen de futbolistas al final de un partido, cargadas de tópicos.
Pero incluso entonces, había excepciones. Cuando el wrestling era algo aún casi marginal, y los primeros estudios de wrestling eran platós de tv adaptados, un hombre nacido para esto, uno por encima de todos, dio un paso más allá. The Nature Boy, Ric Flair. En una época en la que las promos ahora se ven casposas, pues era una persona sujetando un micro con un cable enorme, Ric Flair era capaz de transmitir lo que quería. Odio, por su chulería. Envidia, por sus maneras. Poner el público a favor, en contra. Sobre todo en contra. Ric Flair en los 80 y 90 era el perfecto heel, aquel que sabes que es muy bueno y muy grande, pero es tan insoportable que estás deseando verlo perder. Promos, permitidme que lo diga, aún a riesgo de ser lapidado por los fanboy, superiores de todo punto a las pipebomb de CM Punk. Promos distintas cada vez, improvisadas, preparadas, sobre un wrestler en concreto, o simplemente para vanagloriarse ... Ric Flair es sin duda el más grande de la historia, entre muchas otras cosas, porque creo que ha sido el más grande con un micrófono en las manos. Para los que quieran deleitarse, aquí dejo algunas muestras:
https://www.youtube.com/watch?v=H8sif1BIeJA
https://www.youtube.com/watch?v=hYkbVE0JSGU
https://www.youtube.com/watch?v=b_3jW_0jnzc
https://www.youtube.com/watch?v=HNvoT1BFOHY
Las promos entran definitivamente en el terreno imprescindible de cualquier wrestler en los 90. Con las Monday Night War especialmente, lo que decidía qué empresa mirar en muchas ocasiones no era la calidad de los combates. De hecho, en los mejores momentos de audiencia de WCW, es cuando la calidad luchística de WCW es más baja, al menos en las historias principales y de main event. De hecho es curioso como lo mejor in ring siempre eran los midcard y como los main event vivían sobre todo, de carisma y storylines. Esto demuestra lo que decía antes, que el espectador del wreslting busca mucho más que lucha física.
En esta época, Ric Flair continua gobernando, pero otro grandes nombres de la historia de este deporte se le unen: Shawn Michaels, Stone Cold Steve Austin, Dwayne Johnson, Chris Jericho ... ¿Qué tiene todos en común? Un dominio brutal del micro. El mismo dominio que les hizo ser los escogidos, y destacar por encima de sus compañeros. Pensadlo bien. Evidentemente, el dominio del micro no deja de ser como una buena campaña publicitaria, si el producto no es bueno, la campaña sólo sirve para que lo compres una vez. Pero de momento, han captado tu atención, y aunque después lo pruebes y veas que no te gusta, ya has comprado alguna unidad, Incluso a veces, le das una segunda oportunidad. Con esto quiero decir, que es obvio que estos nombres no consiguieron sus carreras sólo por el micro. Pero es evidente que lo que les destacó de ser un wrestler más, y como les llegó la oportunidad, fue gracias a su carisma y habilidades paras las promo.
¿Qué hacía que Chris Benoit no fuese una gran estrella de WCW, cuando luchísticamente era sublime? ¿Por qué no percibimos a Kurt Angle como el mejor de la historia, cuando en un ring, seguramente, lo sea? Porque el micro pesa mucho, y aunque Kurt era bueno, no estamos hablando del nivel, al menos con tanta regularidad, como los otros nombres que he dicho. O imaginaos que hubiese sido de la carrera de William Regal si dominase el micro tanto como el llaveo.
En los 00, las promos se reinventan, pues las rivalidades pasan cada vez más a construirse también con vídeos preeditados, y hay muchas rivalidades en esta época que los build up de PPV son tan sublimes que casi no necesitas promos. Pero de nuevo, las promos son trascendentales. Los primeros años, hay un gran predominio de la familia McMahon en televisión. Creo que nadie podrá negar que tanto Vince, como Shane, como sobre todo, Stephanie, son auténticos animales escénicos. En esta época cuando nace “The Game”, cuando además de su lucha, se respalda de su micro. Y qué decir de los que dominan los Main Event la segunda década: John Cena, Edge, Orton, más los incombustibles Jericho, HBK, Triple H. Batista también copaba main event, pero su carisma venía por otro lado, pues en un micro, era bastante limitado.
A partir de 2010, entramos en la época de que las promos han de ir un paso más allá. Y desde la pipebomb de CM Punk, parece que si no dices algo políticamente no correcto o incómodo, no es una promo del todo buena. Por supuesto, CM Punk es un maestro del micro, pero hombres como Daniel Bryan, The Shield como grupo, Wyatt Family, New Day ... son los que salieron del rebaño, diferenciándose por su calidad con un micrófono.
¿Cuántos grandes nombres se perdieron por el camino o no llegaron donde debían por su falta de dominio de ese extraño elemento llamado micrófono? Creo que hay muchísimos nombres: Rob Van Dam, Shelton Benjamin, John Morrison, Bobby Lashley, Dolph Ziggler, son solo algunos ejemplos.
Al inverso, también podríamos hacer una lista de nombres que han llegado mucho más arriba de lo que hubieran soñado, gracias sobre todo a sus promos: The Miz, MVP, Mr Kennedy, Roddy Pipper, Dusty Rhodes o Mick Foley.
Con todo esto, no pretendo ni restar ni quitar méritos, pues considero que el dominar el micro es dominar una de las tantas facetas de todo buen luchador, quizá una de las más complicadas. Ni se trata de una lista de nombres para alabar a unos u otros, como tanto gusta hacer en los comentarios o siempre que se menciona a alguien en un artículo.
Tan sólo pretende ser una reflexión sobre ese plus, ese gen extra que, en ocasiones, distingue a los buenos del resto, a los excepcionales de los buenos, y a los maestros del resto de mortales.
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