The Undertaker: El arte de hacernos sentir

The Undertaker ha colgado las botas. El hombre muerto se ha convertido en humano… para siempre

Alejandro Giménez

03/04/2017 a las 23:38

*Recomiendo leer este artículo con esta música de fondo, la misma que escuchaba por casualidad y que me hizo escribir el más improvisado de mis artículos*

Muchos años llevamos hablando del posible retiro del Undertaker. Muchos Road to WrestleMania hemos vivido llenos de especulaciones y rumores. Que si el Taker estaba mayor, que si se estaba reservando para John Cena, que si Sting, que si estaba entrenando más que nunca… Pero hoy, amigos míos, hoy es una realidad. Hoy podemos decir que “El hombre muerto” ha sido humanizado. Hoy, aunque se nos rompa el corazón al decirlo, ya no habrá más “mañana” para The Undertaker. 
 
He de reconocer que nunca he sido el mayor fanático de The Undertaker. Era un wrestler que me gustaba, sí, pero nunca le he considerado mi favorito. A pesar de esto, negar que Undertaker ha sido una pieza fundamental de mi vida como fan del wrestling profesional sería absurdo. 
 
Mis andaduras en el mundillo del wrestling comenzaron hace 10 años, con el regreso de WWE a España de la mano de Cuatro. Por aquel entonces un joven Alejandro descubría, pasito a pasito, la que terminaría siendo la mayor de sus pasiones. 
 
WrestleMania 23 fue mi primer gran evento. La cartelera estuvo repleta de luchas increíbles y momentos mágicos: Michaels vs Cena, un nuevo Money in the Bank Ladder Match, la Batalla de Billonarios… Pero lo que quedó grabado a fuego en mi retina fue el combate por el campeonato mundial de los pesos pesados. Ese, pase lo que pase, será siempre EL combate para mí
 
Aquel duelo entre Batista y Undertaker fue el que me maravilló y me convirtió en el fan incondicional que soy a día de hoy. Ese combate, tan simple como perfecto, fue el primero que me hizo sentir. El primero que consiguió empatizar conmigo, el primero que me transportó a otra dimensión y me hizo olvidar los sentidos. Si no llego a ver ese combate puede que ahora no estuviera aquí escribiendo estas líneas con el corazón encogido. 

EL CREADOR DE MOMENTOS
 
Al igual que pasa con las películas o con el deporte, el wrestling se basa en sentimientos, sensaciones y momentos inolvidables. A lo largo de mi vida he visto muchísimos combates. A día de hoy, tengo un gusto totalmente diferente al que tenía 10 años atrás y tan siquiera soy un consumidor habitual de WWE. Sin embargo, por más que prefiera a otros luchadores y empresas, The Undertaker siempre me ha hecho sentir. 
 
Desde sus duelos con Batista en 2007 hasta sus clásicos con Shawn Michaels, pasando por su a veces tan olvidada rivalidad con Edge, Taker siempre ha conseguido transportarme a otra dimensión. Daba igual el rival o la cartelera, los combates de Undertaker en WrestleMania nos devolvían a la infancia. Nos hacían olvidar que todo esto estaba guionizado y nos hacían sufrir, vaya si lo hacían, con cada falso final. Eso, señoras y señores, es el wrestling profesional. 
 
Con el paso de los años el físico de Undertaker fue empeorando. El “hombre muerto” era cada vez más humano y ya no asustaba tanto. El nivel de sus luchas empezó a decaer y su llama, poco a poco, se fue consumiendo. 
 
Ojalá Taker hubiera decidido retirarse con aquel mágico End of an Era en WrestleMania 28. Ojalá hubiera colgado las botas en su plenitud física ante un público enfervorecido ante la magia que regalaba sobre el ring. Pero no, Taker alargó su carrera, quiso estirarla al máximo sin pensar en las consecuencias. 
 
En WrestleMania XXX se le presentó otra oportunidad de oro para colgar las botas. Su lucha con Brock Lesnar aportó dos elementos que harían recapacitar a todo luchador antes de retirarse: demostró que Taker estaba muy mermado físicamente y acabó con la racha de una vez por todas. Dicho sea también que, la magia de Undertaker fue tal que, hasta en un mal combate, nos ofreció el mayor shock de la historia del wrestling. Hasta en sus horas más bajas, Undertaker nos hizo sentir más que ningún otro.

UN LEGADO VENIDO A MENOS 
 
Cuando la racha rompió, la magia de Undertaker se desvaneció. Sin invicto en WrestleMania, la leyenda no tenía mayores responsabilidades en la empresa de la familia McMahon. Debería haberse retirado por todo lo alto; pero no, no fue así. Puede que fuera por decisión propia, por lealtad a la empresa o por mera insistencia de la directiva, pero The Undertaker decidió alargar su carrera tres años más. 
 
Los últimos combates de The Undertaker serán recordados sin pena ni gloria y, para su fortuna, puede que hasta olvidados. Como admirador de su trabajo y enamorado de su capacidad para crear momentos, he sufrido como aficionado todos estos años al verle entrar al ring. No hay nada más doloroso que intentar hacerle frente al paso del tiempo. 
 
WrestleMania 33 llegó y con ella el fin de Undertaker. Su rival fue el ideal. Un joven talento que, guste más o menos, está llamado a ser la cara de la empresa. El escenario, como no podía ser de otra forma, era el único posible. Aquel en el que tantas veces nos había hecho sentir The Undertaker. 
 
El resultado de este combate, a pesar de todas esas bonitas promos previas y careos edulcorados recordando al Undertaker del pasado, fue un devastador golpe de realidad. En WrestleMania 33, vimos al peor Undertaker posible dejándose la vida en el ring para sacar su lucha adelante. La leyenda, el icono, el hombre muerto, humillado en el mismo lugar donde años atrás había sido inmortal. 
Roman Reigns hizo todo lo que pudo y desde aquí, a pesar de no ser uno de mis luchadores favoritos, agradezco de corazón que aceptara un reto tan difícil como este y que luchara contra viento y marea para darle a Undertaker un retiro digno. Por desgracia, no fue suficiente. Nada se podía hacer ante esta leyenda venida a menos. 
 
El combate fue malo y evidenció todos los problemas de The Undertaker. Demostró, una vez más, que los luchadores tienen que saber cuándo es el momento de decir adiós. Pero qué queréis que os diga, después de siete largas horas de show y de ver un main event para el olvido, Undertaker lo volvió a hacer. Undertaker me atrapó con su magia, rescató de lo más profundo de mi a ese niño inocente de 10 años y me hizo sentir. 
 
Daba igual lo malo que hubiera sido su retiro. La leyenda de Undertaker es tan sumamente grande que un simple gesto, una mirada acristalada, un pasional beso a su esposa y una larga caminata entristecida bajo la noche fueron más suficientes para hacernos sentir. The Undertaker se marchaba por última vez, lo sabía, lo sabíamos. Su mirada hablaba sola. Los aficionados no podíamos hacer otra cosa que mostrarle respeto y sentirnos, en mayor o mayor medida, vacíos. Vacíos ante la marcha de un grande. Vacíos ante el retiro del mayor creador de momentos de la historia. 
 
Con este pequeño e improvisado texto pretendo mostrar mi agradecimiento a una de las mayores leyendas del wrestling profesional. Puede gustarte más o menos, pero negar que The Undertaker te ha hecho sentir alguna vez sería engañarte a ti mismo. Nunca habrá nadie como él. Alguien tan mágico que, con un post-combate tan simple, nos hace olvidar un combate tan inecesario. 
 
De aquí a unos años, cuando la gente me pregunte sobre el retiro de Undertaker, no les hablaré de lo pobre que fue su combate con Roman Reigns, no. Les contaré la historia de cómo el hombre muerto se humanizó por última vez y caminó de vuelta a backstage haciéndome sentir como nunca antes nadie lo había hecho. 
 
Gracias Deadman, gracias por enseñarme que el wrestling se basa en momentos y sentimientos. Gracias por todo. 
PUBLICIDAD

No te olvides de visitar Solowrestling, la web con todas las noticias de WWE. SĂ­guenos en redes sociales, Facebook, Youtube, Twitter e Instagram.

Recuerda que el próximo evento premium de WWE es WWE Backlash y en Solowrestling estarás al día de todas las noticias relacionadas.

Temas relacionados:

PUBLICIDAD