Derribando mitos: Royal Rumble experience

Bitácora de una nueva aventura en tierras de la WWE.

Cristóbal Meléndez Martin

08/02/2017 a las 22:53

Como algunos sabrán, estuve presente en el recinto donde se llevó a cabo el Royal Rumble de este 2017. Es por eso que quiero plasmar mis sensaciones respecto a esta aventura que significó ser parte de una de las mejores atracciones que puede ofrecer WWE. A diferencia de lo que escribí con Wrestlemania 31, acá me enfocaré exclusivamente en el Rumble, y bueno, algo de TakeOver.
 
Royal Rumble, ay Royal Rumble. Mi PPV favorito, por lejos. Desde mi niñez, pasando por la adolescencia, hasta ahora, cerca de los 30. La estipulación que más he revisionado en mi vida, la que me produce mayor ansiedad, con la cual sueño y analizo posibilidades. Es el combate donde la música de un determinado luchador toma una importancia sin precedentes, donde la reacción de la gente se torna un acto vital y cuando el regreso nostálgico tiene real significado. Es la posibilidad de hacer algo de justicia con aquel wrestler poco favorecido con el guión, es el espacio para el esperado cara a cara entre dos iconos de la industria, el momento donde una situación jocosa pasa de un chiste a una anécdota grandiosa. Es el Kane del 2001 y su magistral performance, es Flair ganando el título para agigantar aún más su leyenda, es Austin y su récord, es Maven eliminando al Taker, es Mysterio haciéndonos sentir orgulloso de la raza, es Cena regresando sorpresivamente ante un Madison Square Garden en éxtasis. Citando al incomprendido Kingbilbin, es una máquina de ilusión.
 
Emociones, pieles erizadas, alegrías y mucha, pero mucha locura. Es que todo fanático del wrestling en parte es algo loco. De esos que son capaces de dejar una cena familiar, una cita con la novia o una actividad para pararse frente a un TV o PC; o esos otros que gastan sus ahorros en un viaje. Locos lindos, me gustaría llamarlos.
 
San Antonio. 29 de febrero. Un impresionante Alamodome abre sus puertas para que 50 mil personas entren con un sólo deseo. Niños, mujeres y adultos, personificaciones de Owens y Reigns, poleras de Jericho, Goldberg, Rollins, AJ, Cena, entre otros, desfilan en una marcha placentera. ¿El objetivo? Disfrutar, ser feliz en una nueva edición de un evento único. Kickoff, el ambiente lo hace sentir, si bien hay bulla, todavía el recinto no se llena, mucha gente en la fila o aprovechando de comprar. Si bien las luchas que estaban programadas en ese momento me llamaban la atención, mi mente no dejaba de pensar en la batalla real, mi real motivo para viajar más de 7 mil kilómetros. Intentaba disfrutar el resto, pero no podía, mi cérebro necesitaba el conteo de diez.
 
De igual forma cuando comienza el evento es inevitable contagiarse, en especial cuando abre una Bayley que está muy over con la gente. Reigns vs. Owens, ¡mama mía! Qué combate. Mi mente se olvidó del Rumble Match haciendo que disfrutara a concho este enfrentamiento. KO me parece un maltratado por cierta comunidad (ya lo expondré en un artículo que le dedicaré) y Reigns bueno, a esta altura del juego no vamos a discutir su calidad. Lo disfruté de principio a fin y la gente también. En varios sectores se esbozaron los "This is awesome" (cansinos, prostituidos, pero bueno, creo que lo valían, aunque fuese de forma tímida) y Roman pasó de un apoyo leve a uno mayor con el paso del match. 
 
Lo de Neville y Swann da para un tema aparte. Se agradece el esfuerzo de la empresa por crear un build up de interés. Lástima que no prendió para nada. Debo confersar que al principio del match fui al baño porque no aguantaba las ganas, llevaba dos vasos de cerveza en el cuerpo y nada, se sabe lo que provoca ese líquido milenario. Traté de aguantar porque me parecía una falta de respeto pararme, pero no hubo caso.
 
Cena, John. John Cena. Lo que genera este tipo es indiscriptible. Tuve la chance de verlo contra Rusev y si bien fue algo similar, no se compara cuando está involucrado en un big match. Lo que se vivió en ese recinto es espectacular. Y ojo, que AJ no se queda atrás, el tío está muy over. A pesar de eso, el match me decepcionó, se lo comenté a mi compañero y casi me mata. Sin embargo, a la postre eso queda en segundo plano cuando todo un recinto aplaude de pie a Cena, en una de sus mayores ovaciones en su carrera. Se ha ganado el respeto de todos, o más bien, siempre lo ha tenido sólo que ahora se le reconoce como se debe. Y es que en general soy de la idea que la figura de John es muy querida y respetada por ese sector que muchos hacen llamar "hardcore". Sí, existe postureo y mucho de "juego" hacia su persona, con el Cena Sucks y demás, pero a la hora de la verdad están ahí, disfrutando de uno de los grandes de la industria.
 
 -Y porque está de moda "amar" los matches construidos a la épica. Ya, debo escribirlo. Tomá, compañero de viaje. Y Podcast, nunca viene mal-.
 
Let's get ready to Rumbleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee. Llega el momento. Ansiedad a mil, el corazón palpitando con fiereza, por fin todas esas noches esperando a vivir esto se van a cumplir. Cass y mi favorito ever, Chris Jericho, comienzan abriendo el show. Tras eso, lo que más quería, gritar en espaninglish 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1...
 
Ese momento que se para el reloj y suena la música es brutal, mágico. Da lo mismo si es el tema de Gallagher o Mark Henry, lo que se siente es maravilloso. El resto ustedes ya lo vieron y escribirlo en orden podría resultar redundante. Lo claro es que todo el trayecto es un viaje fenomenal hasta que llega el final. Estuve todo el match diciendo: "hueón, esto lo va a ganar Jericho". Le hice un seguimiento especial, su estretegia la encontré brillante y con el paso de los minutos veía muy clara su posibilidad. Los quiero poner en contexto. Ver a Y2J ganar un Rumble es mi mayor deseo que tengo desde que comencé a ver WWE. Entiendo los factores que quizás lo dejaban como la opción menos significativa, pero para mí su victoria no sólo era merecida por años de genialidad, también se justificaba en el kayfabe, con una potencial rivalidad más que interesante con Owens. Si no era ahora, no será nunca, me decía. Y no será nunca, tristemente...
 
Pasaba el tiempo y la opción estaba ahí, hasta que es eliminado por Reigns. Sí, me ofusqué bastante, rabia que explotó cuando gana Orton. Era Wyatt, en ese caso. El hombre vive de pasiones y ellas traen "calenturas". Y pucha que me enojé, desprotiqué contra Randy, mandé al carajo el resultado en mi Twitter y no podía creer lo que estaba viendo. Del éxtasis a la rabia. Las falsas expectivas versus la triste realidad. Basta, decía. 
 
Salí del recinto, amargado, entristecido, las ganas de comprar alguna mercancia se me quitaron (nunca viene mal guardarse unos 30 dólares, en todo caso), me topo con unos argentinos. ¿Re bueno el evento, ché? Escucho mientras esbozo una sonrisa, siempre es grato encontrarse con latinos viviendo el mismo sueño que uno. La amargura lentamente comienza a transformarse en nostalgia, la rabia se disipa un poco, cierro los ojos, respiro profundamente y digo "Cristóbal, estuviste en un Royal Rumble, date con una piedra en el pecho y atezora este gran momento...
 
¡Y no salió Triple H, qué mejor!"
 
 
 
 
Sí, eso último fue innecesario. ¿O está bien?
 
 
Conclusiones:
 
. A pesar del enojo inicial, vi un fucking Royal Rumble, quejarme por detalles es un ejercicio poco sano. Hasta ahora lo sigo palpitando y si viviera en USA trataría de ir a todas sus ediciones. Es una genial experiencia. Así que animo a todo aquel que sueña con ir, que lo haga. Y cuente conmigo para cualquier consejo, ayuda, etc.
 
.En la vida, de igual forma, siempre hay peros. Ya he ido a dos eventos en Estados Unidos y creo que serán los últimos por un largoooooo tiempo. Volveré cuando una cartelera sea 100% protagonizada por la nueva generación. Y también porque hay más lugares en el mundo por conocer. Ganas de ir, por ejemplo, a esas empresas de wrestling en Seychelles que ve Nostalgic.
 
. Siguiendo con Cena, su mercancía fue la que más rápido se vendió a las afueras del recinto. ¿Quién lo siguió? AJ Styles.
 
. A diferencia de WM, es demasiado poco la mercancia que se pone a la venta, acá se reduce a muy pocos luchadores. Los dos ya mencionados, Reigns, Ambrose, Rollins, Owens, SAWFT,  Lesnar, New Day, Goldberg y Orton, eran los únicos en tener mercancia para el público, por lo menos en dos carros puestos a las afueras. Quería encontrarme con lo último de Jericho, o lo nuevo de Cesaro y Sheamus, y nada. ¿Las mujeres? Ni hablar. Acá la "intención de marketing" juega un rol fundamental, se quiera o no. A qué va eso, pues simple, la empresa siempre buscará a quien mejor posicionar (con Facebook ocurre algo similar). Lo ha hecho siempre y no me parece adecuado. En TakeOver pasa lo contrario, encuentras de todos los luchadores que tienen stock en el Shop. 
 
. Sobre TakeOver, que sólido evento, con un genial main event. Otra sensación de big match genial. Roode tapando bocas.
 
. ¿Qué opinas de Reigns saliendo 30? En mi Twitter tienen el video que grabé. De verdad yo esperaba al gran Kane...
 
A ver, esperaba una gran sorpresa (tampoco a Omega, es que por favor), no lo puedo negar, así que mi reacción fue de decepción. Un importante grupo empezó a a irse (menuda tontera) y es ahí donde pongo énfasis. No me gustó nada la movida, siento que tiraron a Roman como carne de cañón para tapar lo que pudiera generar el triunfo de Orton. El tipo no merece comerse esa cantidad impresionante de abucheos. Ya basta de ponerlo al sacrificio. El reconocimiento logrado en su lucha con Owens se va al traste en una jugada más perjudicial que otra cosa. Y no, no trato de ser un abogado de los fanáticos, pero es que efectivamente es un recurso que molesta. Con el paso de los días, leyendo diversas posturas, uno puede comprender un plan mayor detrás, pero que tipos abandonen el recinto me marca un terrible precedente para tu prospecto. Dejen de matar al hombre.
 
- La fanbase de Cena es única. Nadie más la tiene. Reemplazarlo es una quimera.
 
- El fan casual en vías de extinción. Quería poner desapareció, pero igual quedan algunos, leves, pero quedan. WWE sobrevive gracias al público cautivo, o "hardcore", como se le llama. Y hardcore son tantos los niños que vitorean por Reigns como los adultos que aplauden a Owens. Aquel que viaja kilómetros para comprar su entrada, aquel padre que le compra la remera de Cena a su hijo, aquel que llena recintos, es cautivo, no hay más. El mayor ejemplo es Tye Dillinger, quien fue ovacionado por todo el estadio. La gente, sin importar la edad, consume WWE, sigue las redes sociales, mira los programas. Sabe de NXT, reacciona cuando debe reaccionar. No es el casual el único que ama los actos nostálgicos como se dice ser, es el mismo público cautivo. El hardcore ama a Goldberg, ama a Lesnar, ama al Taker. Ama los resabios de lo pasado, el aroma a leyenda que regresa para sus últimos compases. Siempre ha sido así. Pero cuando ellos no están, igual llenan WM, igual llenan los otros PPV. Les interesa ver a los otros, sin importar si se llaman Dean o Sami. Cómo reacciones es cosa de momentum del luchador. Del bookeo. De los mil y unos factores. Pero están ahí, con la bandera de WWE tatuada en la piel.
 
¿A qué quiero llegar con este punto? Que me molesta esa creencia de que los casuales mantienen a flote el producto cuando eso está muy alejado de la realidad, me molesta ese miramiento en menos a los "smark" que apoyan a un indy guy y de que alguien vende más porque su imagen es más proyectable a ese público escondido. Caminando por dos ciudades importantes de Estados Unidos en búsqueda de bares que transmitieran Raw y Smackdown me di cuenta que les importa poco y nada el wrestling. La NBA, NHL, NFL y hasta el basquet universitario son más importantes que los shows de la WWE. Es el cautivo, el fanático fiel, el verdadero protagonista de la fiesta. El que compra casi todos los tickets de WM sin conocerse la cartelera, el que dice presente cuando regresa una vieja gloria y no abandona el resto del año cuando ellas descansan en sus hogares. Niños, mujeres, y adultos, con defectos (algunos muchos) y virtudes, son los claves del asunto. No nos engañemos con un grupo que hace rato dejó de importar.
 
. Echo de menos esos Rumble donde no se acumula tanta gente, cuando aparecía alguien importante, limpiaba la casa y de inmediato llegaba otro potente. Esos mano a mano eran impagables. 
 
. Derribando mitos como titular por el simple motivo que quise "sentenciar" algunas aristas que me parecen se debían tocar en medio de este relato de expericiencia. ¿Es Royal Rumble un mito? Lo pude palpar y no, lo suyo es de un carácter más de leyenda. Con cosas buenas y malas, pero con una grandeza insuperable.
 
Disculpen los "chilenismos" empleados y algunas palabras que quizás no se entiendan. Es un relato que no busca una redacción prolija. Son las frases de un sueño desde el sentimiento de cumplirlo. Es Royal Rumble en su esencia. Lo impredecible hecho realidad.
 

 

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