No todo vale, WWE.
No vale venderme el Royal Rumble Match más importante la historia y que parte de tu público abandone el pabellón antes de que finalice el evento.
No vale que, por esa misma promoción, tus sorpresas sean Mark Henry, Enzo Amore, James Ellsworth y Tye Dillinger.
No vale que me vendas y hables de nueva era y Brock Lesnar elimine a Dean Ambrose y Dolph Ziggler como si fueran meros insectos o wrestlers sin estatus.
No vale que los dos personajes más interesantes de tu empresa, encarnados por The Miz y Chris Jericho, sean ridiculizados hasta el extremo y no gocen de más protagonismo en la batalla que el de sus entradas.
No vale que Goldberg vapulee una y otra vez a Brock Lesnar y sigas poniéndome la excusa de que le pilla por sorpresa y la credibilidad de The Beast no sufre por ese motivo. Sufre, y mucho. Quedó mejor Strowman.
No vale que el que triunfa en la cadena de eliminaciones de tus tres cabezas de cartel sea, nuevamente, Roman Reigns, un chico que no necesita más protagonismo ni caché porque sabe ganárselo por sí mismo y dispone de suficientes méritos hasta el momento. Lesnar elimina a todos, Goldberg elimina a Lesnar, Undertaker elimina a Goldberg y Reigns elimina a Undertaker. Independientemente de si hay rivalidad posterior o no, es muy revelador de tus intenciones y poca lectura de lo que ocurre entre tus aficionados.
No vale que, teniendo a Seth Rollins enfadado por arruinarle la presencia en la Rumble, no haya noticias de él en todo el evento.
No vale que, porque te apetezca y para lograr reacción sin justificación, Roman Reigns sea el número #30 de una Rumble en la que no participaba porque ya luchaba por un título principal en la cartelera. Más cuando estaba consiguiendo ser mejor aceptado poco a poco a base de trabajo y de no opacar el desarrollo de otros compañeros. ¿Por qué tiene derecho Roman Reigns a entrar el último cuando ya ha competido por el título Universal? ¿Y si lo hubiera ganado?
No vale que el propio Reigns entre con aires de heel y rabia en sus ojos y la tome contra cualquiera menos contra el que le ha arruinado el combate por el título. ¿Qué sentido tiene el ataque de Braun Strowman?
No vale que, para que acepten a tu ganador con mayor agrado, recurras a que la alternativa sea Roman Reigns, el tipo que nadie quería ver ganar. Lo menos malo no es una opción.
No vale que sigas sobreexponiendo a Roman Reigns muy por encima del resto. Le estás arruinando la carrera a un tipo que se gana el respeto a base de buenas actuaciones en el ring y evolución en sus habilidades. Cuatro Royal Rumbles de Reigns. La primera vez rompe el récord histórico de eliminaciones; la segunda gana; la tercera aguanta del primero hasta el penúltimo eliminado; en la cuarta es el último eliminado. Roman no necesita más heat a costa del resto. Tiene de sobra.
No vale que, como compensación por haberle abierto la cabeza contra Lesnar en otra de tus decisiones macabras, le des este premio a Randy Orton. Es reconocer que no tomaste una buena decisión para uno de tus trabajadores en aquel momento.
No vale que, si tu objetivo es darle una oportunidad a Bray Wyatt para ser protagonista frente a Orton, decidas darle una victoria tan importante al último, ya asentado y con aura de main eventer, cuando el que sí lo necesita es el primero.
No vale que, de los últimos cinco años, cuatro ganadores sean wrestlers que ya tenían en su haber una victoria en Royal Rumble. John Cena, Batista, Triple H y Randy Orton. Como wrestlers me gustan todos ellos, pero no van a tirar del carro de la empresa dentro de tres años.
No vale que, para venderme el tramo final de este Rumble como una buena decisión, me hables de agitar al público y generar controversia. Hay gente que pagó una entrada o el WWE Network y no disfrutó con un desenlace que carecía de sentido y dirección.
Felicidades a todo aquel que ha disfrutado con el Royal Rumble Match 2017. Por mi parte, gracias a aquellos que protagonizaron y bookearon los combates individuales anteriores a la batalla real. Disfruté. A todos los que en su cabeza puedan justificar con sentido las decisiones tomadas en el desenlace del pasado domingo, mi más sincera y envidiosa enhorabuena. Para mí es imposible. Para mí
no todo vale.
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