Salvador Rodríguez
07/03/2016 a las
En el género del cine de luchadores existe una fórmula que predomina en casi todas las
producciones. Un problema que afecta a la sociedad y necesita la intervención de un
héroe para solucionarlo. Con habilidades físicas e intelectuales, el apoyo de una bella
mujer y las autoridades pertinentes es capaz de terminar con un grupo delictivo local o
erradicar a una mafia del extranjero en poco más de una hora. A la fecha, este tipo de
filmes continúan siendo transmitidos de forma regular en canales de televisión abierta en
México. Su comercialización en el extranjero hizo que fueran consideradas como kitsch
por sus características. Algunas salen de este molde para dar una perspectiva profunda
a los hombres dedicados al deporte espectáculo. Una de ellas es La última lucha
(1958).
Dirigida por
Juan Soler, se enfoca en las vivencias de un grupo de luchadores que está
por iniciar una gira en diversos puntos de México. Guillermo (Carlos Baena) es un actor
de teatro que al ver como se cancela la obra en la que está trabajando decide regresar a
su actividad en el ring para ganar dinero. 'Lobo' (Wolf Rubinsky) es un aguerrido luchador
que vive enloquecido por complacer los deseos de su exuberante esposa Delia (Rosa
Carmina). Ella, además de tratar mal a su esposo, busca tener revivir el amor que tuvo
hace tiempo con Guillermo, el mejor amigo de Lobo.
Alex (Alex Romano) es un joven luchador que, al visitar al médico, se entera que los
dolores que sufre en su cabeza son consecuencia de los golpes en la lucha. El médico le
recomienda que deje la actividad un tiempo para recuperarse, de no hacerlo puede ser
mortal. No obstante la gira es la forma que tiene de visitar a su madre tras meses de no
estar con ella. Así que se une al recorrido. Este episodio recuerda a lo que pasó Daniel
Bryan al anunciar su retiro hace un par de semanas. Por otra parte, Martín (Fernando
Fernández) tiene a su hija enferma, así que recibe un adelanto de sus pagos por luchar y
usa el dinero para que su consanguínea reciba un tratamiento idóneo en Estados Unidos.
Para generar interés, acepta usar una máscara y luchar como 'El Enmascarado'.
Previo a iniciar su viaje por lugares como Cuernavaca, Aguascalientes y Guanajuato, se
integra al recorrido el 'Carvernario' Galindo. Este hombre marcó una era en la lucha libre
mexicana por su estilo fiero y agresivo. Uno de sus rivales más acérrimos fue el padre de
Eddie Guerrero: Gory Guerrero. La intensidad de sus combates quedó para la posteridad
en una fotografía donde el patriarca de los Guerrero está a punto de desfallecer por la
pérdida de sangre al luchar con Galindo. Su nombre es empleado en la popular canción
'Los luchadores'. Un relato menciona que una ocasión despedazó a una serpiente sobre
el ring al emplear sus dientes.
Todas las secuencias de acción fueron rodadas en la Arena Isabel. Uno de los sitios
fuera de la capital de país con mayor tradición en la lucha mexicana. Pese a que los
recursos técnicos de la época no eran tan avanzados como ahora, el director logra un
gran trabajo al captar la intensidad de los duelos. En un momento, la voz de Angel
Fernández narra un combate en el que se ve inmiscuido Rito Romero, creador de la llave
'La Tapatía'. Junto al 'Mago' Septién, Fernández marcó la pauta de las narraciones de
lucha con su voz energética, cultura y pasión. Su trabajo en el fútbol hizo un modelo que
aún es ejemplo a seguir en la actualidad.
La actitud agresiva de 'Lobo' hace que tenga enfrentamientos con el público tanto al
luchar como al dejar la arena por la molestia que causa en los aficionados. Rubinsky,
nacido en Letonia, fue de los primeros individuos en manejar con éxito la actuación y su
trabajo como luchador. Antes de morir, fue entrevistado para el programa Hazaña,
dedicado a resaltar triunfos o perfiles de disciplinas deportivas. Ahí dijo esto sobre la
forma de enardecer al público: "En ocasiones la gente me arrojaba colillas de cigarro
encendidas. Por el sudor, quedaban pegadas. Aunque no soportara el que me estuviera
quemando, sabía que no debía quitármela de inmediato. Para que la gente se 'calentara',
debía quitarme como si fuera simple pelusa. Ya con eso los tenía".
Estos elementos se unen para dar no solamente una un clásico del género, sino de la
cinematografía mexicana. Se complementa por una pintoresca canción que entonan los
gladiadores titulada "Himno de los luchadores". Compuesta a base de silbidos, cambios
de todo y rimas curiosas, sirve para abordar de forma alegre el trabajo de subir a
enfrentar a otro hombre para complacer a la multitud. Durante hora y media vemos a
estos hombres lidiar con problemas económicos, celos, la presión de un promotor para
cumplir con su labor y resentir los efectos de recibir golpes un día tras otro. La película es
fácil de encontrar, complace tanto al espectador ocasional como a una persona fanática
de la lucha libre mexicana. Contados filmes pueden conseguir esto.
Twitter: amazingblack23
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