Crónica de una decepción anunciada

Vince McMahon quiere recuperar a la audiencia con nuevas ideas en RAW, pero los últimos shows televisados de la WWE demuestran lo contrario.

Sergio Bustos | @SergioBR10

29/09/2015 a las

Monday Night Raw. Ese programa de la WWE en el que, durante tres horas y una de anuncios, te ameniza la noche del lunes o, en el caso de los españoles, la madrugada. Pero eso ya no es así. Vince McMahon no da con la tecla y últimamente, y cada vez más a menudo, Raw es todo aquello que no esperamos. El último show, de la noche del 28 de septiembre, es el colofón de lo zafio. Y, por tanto, lo tomaremos como referencia ideal para reflejar el estado actual del mismo.


¿Qué fue positivo en Monday Night Raw?


- New Day, siempre New Day.

- Luke Harper y Braun Strowman formaron pareja para enfrentarse a los Prime Time Players. Un enfrentamiento diferente y una iniciación de The Wyatt Family en la división Tag Team.

- Kane salió entre humo de una ambulancia. Es al menos destacable que hayan puesto algo de esmero en vender el Kane contra Rollins.

- El brawl entre Bray Wyatt y Roman Reigns en el main event de la noche. Lo más destacable, sin duda.


¿Qué fue negativo en Monday Night Raw? Todo lo demás.


- El público de Buffalo. Que no vuelvan allí, por favor.

- Ni rastro de Mr. Money in the Bank y Cesaro.

- John Cena abre el show para darnos un Open Challenge con un predecible resultado. Y, aunque tornó en un six man tag en el que sorprendió el final, no deja de ser el típico enfrentamiento de Cena + compañeros faces contra oponentes heels que tienen una rivalidad con esos compañeros.

- Dean Ambrose y Randy Orton tienen un intercambio de palabras que no llega a nada ni augura nada en el futuro. ¿Para qué entonces?

- Mark Henry vuelve a jobbear ante Big Show en otro inútil intento de la WWE por querer vendernos que el último puede hacer algo frente a Brock Lesnar en el Madison.

- Miz TV en el que, nuevamente, Miz no adquiere ni una pizca de protagonismo. - Una Divas Revolution que tiene de todo menos de Revolution. Repetitiva, absurda (¿qué hace Paige haciendo equipo en PCB después de lo de la semana pasada?) y predecible.

- Stardust vs Neville OTRA VEZ.

- Vuelve Barrett, pero lo hace con el gimmick de 'King', no con el 'Bad News'. Personaje estancado pese a que su regreso sea una muy buena noticia.

- Lamentable Pedigree de Rollins a Kane.

- Innecesario combate el de Orton contra Bo Dallas. El primero necesitaba una victoria que nos hiciera tener un ojo en él, pero tenerla contra el hombre del Bolieve no resulta muy eficaz. No aporta nada a ambos pese a que Randy consiguió encender un poco al público.

- Owens contra Rusev. Lo que era un combate apetecible se convirtió en una tremenda decepción al incluir en el segmento a un cada vez más perdido Ryback y al 'hombre telenovela' Dolph Ziggler.

- Promoción del combate de Lesnar en un House Show y ni una mención al Hell in a Cell con Undertaker ya confirmado. Paul Heyman, además, silenciado por Big Show. Sin palabras.

- El main event fue lo positivo, pero incluso así hay cosas malas. El resultado fue de 'No contest' y no supuso un avance significativo en la rivalidad.


¿A qué conclusión podemos llegar?


Raw no puede seguir así. Impetrar contenido fresco y original a Vince McMahon es esencial para que los ratings vuelvan a las cifras que una vez se tuvieron. Un simple bookeo coherente en las principales storylines parece que facilitaría la recuperación de los shows televisados. Pero, pese a parecer sencillo, la empresa insiste en historias repetitivas, personajes banales y resultados predecibles y tremendamente decepcionantes. No hay síntomas de recuperación y nadie da con la tecla. Mientras, el tiempo se va agotando. Nunca que algo durara tres horas fue tan mala noticia.


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