Un precedente del Roman Rumble

La historia nos sirve para entender lo que pretende hacer WWE con la decisión de poner el título en juego en el Royal Rumble Match.

Alessandro Leonardo

09/01/2016 a las

Entre todas las grandes noticias que han saltado esta semana en el mundo del wrestling (que no han sido pocas), hubo una que tuvo que ver más con el lado del kayfabe, afectando directamente la realización del próximo PPV de WWE. El día lunes, al terminar Raw, el propio Vince McMahon anunció que el título mundial de la empresa sería defendido en el Royal Rumble Match, combate que tradicionalmente ha servido para determinar al retador a ese título en WrestleMania. A falta de un par de semanas más para que llegue el show, hemos empezado a preguntarnos qué implica esto, y cómo se llevará a cabo. Algunos opinan que será la oportunidad para establecer a un buen heel que Roman Reigns luego enfrentará en WM para recuperar el título. Otros creen en la explicación más simple: decir que este “Roman Rumble” será un espectáculo armado para poner over al propio Roman, y que el resultado es bastante predecible. Al margen de lo que vaya a suceder, lo cierto es que estamos ante una edición histórica del Rumble, pues lo de tener el título en juego en la batalla de 30 hombres es algo fuera de lo habitual y llama mucho la atención. Sin embargo, no es la primera vez que sucede.

Viajemos en el tiempo hasta la lejanísima década de 1990. WCW era una empresa muy pequeña en comparación con la creciente WWF. Tenía una fiel base de fans que la consideraba “wrestling de verdad”, opuesta al espectáculo de la gran compañía, continuando la tradición de NWA y los territorios, pero el aspecto económico era un gran problema. Por ello, todas las decisiones de negocio que se tomaban tenían una gran importancia, porque podían hacer la diferencia entre la supervivencia y el hundimiento. Un luchador en su plantilla era el estandarte de la promoción, el tipo en el que siempre podían confiar para que encabezara sus eventos y ayudara a atraer audiencia. Con años de trabajo a un muy alto nivel, Ric Flair se había creado una gran reputación entre sus colegas y de cara al público, que lo reconocía y admiraba a pesar de que se desenvolvía como heel. Además de ser un gran luchador, Flair era un tipo muy inteligente para el negocio, y sabía que su éxito dependía en gran parte de tener a gente importante con quien trabajar, así que se esforzaba por poner over a nuevos babyfaces. Al igual que la directiva, Flair veía mucho potencial en un joven Sting, por su carisma y su ética de trabajo, así que se dedicó a darle grandes combates y eventualmente le entregó el título mundial. Lamentablemente, la storyline del Black Scorpion – un tipo enmascarado que retaba a Sting ocultando su identidad – se llevó con mucho desorden y mató el ímpetu de su reinado, así que el título caería nuevamente en manos de Flair en enero de 1991.

Ric Flair no se llevaba bien con Jim Herd, vicepresidente de WCW. En realidad, ningún luchador se llevaba bien con Herd, que había llegado a ese puesto por amiguismo y tácticas políticas. Sus decisiones eran consideradas las de alguien que no entendía la industria, algo muy peligroso si hablamos de una persona con tanto poder en la empresa. Herd consideraba a Flair como un personaje demasiado antiguo para su show. Con más de 40 años, sentía que su brillo había quedado en el pasado, y todo sobre él, desde su apariencia hasta su forma de comportarse, le parecía anticuado. El hombre incluso llegó a proponer (y esto no es broma) que Flair se cortase su inconfundible cabellera rubia, se pusiese un arete, portase un escudo y adoptase el nombre de Spartacus. A pesar de que todo esto suene ridículo, la situación afectó personalmente a Flair. Por primera vez en su carrera, sentía que no lo deseaban, y que despreciaban su trabajo, por lo que perdió la confianza y tuvo problemas de salud. Llegó a cortarse el cabello, como Herd había propuesto, y se arrepintió luego. Mientras tanto, el contrato de Flair con WCW iba llegando a su fin, por lo que empezaron las negociaciones. Debido a la crisis al interior de la empresa, la renovación que le ofrecían a Flair era un contrato de tres años, cobrando $350 000 en los primeros dos y $250 000 en el último, en lugar de los $730 000 que venía cobrando por año. Aunque no le fascinaba la idea de la reducción por sí misma, le molestó sobre todo el hecho de que terminaría ganando $900 000 en tres años mientras que un “sin talento” (en sus propias palabras) como Sid Vicious había estado cobrando $1.2 millones por año en la misma compañía. Flair se encontraba trabajando con contrato extendido, hasta que Herd decidió despedirlo definitivamente, pero a su genio empresarial se le escapó un pequeñísimo detalle: Flair seguía siendo el campeón mundial.

WCW presentaba el título en sus shows como el WCW World Heavyweight Championship, estableciendo su propia marca, pero ese cinturón en realidad era aún la representación del título mundial de NWA, y como tal debía someterse a las normas de la institución. Herd quería que Flair perdiese el título ante Lex Luger en The Great American Bash, el 4 de julio de 1991, pero como tenía miedo de que se negase a hacerlo, le propuso perder ante Barry Windham tres días antes en televisión, y así Lex podría quitarle el cinturón a Windham en el PPV. Con eso acordado, cuando Flair se preparaba para partir a las grabaciones, su abogado recibió un fax con su notificación de despido. Herd lo llamó luego para informarle que había decidido despedirlo de inmediato, y que alguien iría a recoger la correa. «Si trae mi cheque, se lo entrego con mucho gusto.» En ese entonces, el campeón mundial de NWA debía depositar $25 000 como garantía al ganar el título, y el dinero le era devuelto con intereses al final de su reinado. Herd quiso hacerse el desentendido del tema. «Eres un idiota déspota e incompetente. Te aseguro que luego de que me vaya, te despedirán dentro de tres meses como máximo. Yo volveré, y tu estarás fuera.» Flair entonces decidió enviarle el título de WCW por correo a Vince McMahon.

WWF promocionó en su show de televisión la llegada del “verdadero campeón mundial”, luciendo el cinturón de WCW que ahora tenían en su poder. Bobby Heenan, en su rol de comentarista, fue el encargado de poner over toda esta historia. No decían que se trataba de Ric Flair directamente, pero lo insinuaban a cada momento. Flair pronto llegó a un acuerdo con Vince McMahon. Vince le aseguró que cobraría lo mismo o más de lo que estaba cobrando en WCW, y que nunca lo utilizarían como nada menos que un main eventer. Mientras tanto, los fans de WCW coreaban “Queremos a Flair” durante el Lex Luger vs Barry Windham de The Great American Bash. NWA tomó cartas en el asunto e impidió que WWF siguiera mostrando su título en televisión, pero Flair mantuvo la etiqueta de “verdadero campeón mundial”, incluso llegando a portar otros cinturones modificados físicamente o en post-producción para lucir como el de WCW. El plan para el siguiente WrestleMania era enfrentar a Ric Flair con Hulk Hogan, en el combate soñado entre las dos máximas estrellas de la industria. Si bien Ric Flair estuvo muy over al llegar, pues era visto como la gran estrella de otro territorio, mientras más aparecía en WWF, más empezaba a sentirse como otro luchador más del roster, y su ímpetu empezó a bajar. Ante esa situación, surgiría un plan para preparar ese combate, y hacer que se sintiera tan importante como era a priori.

Luego de un par de finales sucios y controvertidos en el feud de Hulk Hogan vs The Undertaker, el título mundial de WWF había quedado vacante. Se quería que el combate entre Hogan y Flair fuese con el título en juego, así que alguno de ellos tendría que ganar el cinturón en los meses previos a WrestleMania. Con todo el escenario en mente, se encontró en el Royal Rumble de 1992 la oportunidad perfecta para poner todo a funcionar. En primer lugar, el combate sería con el título en juego, lo que le añadía al evento algo muy atractivo. Ric Flair no solo tenía fama de ser un gran heel, sino que había hecho una carrera en base a tener combates titulares de una hora todas las noches, con muchos empates por tiempo límite y luchas a dos de tres caídas. La idea fue poner a Flair entre los primeros participantes, y que compitiera una hora entera para finalmente ganar el título y ponerse over en el proceso. Según se cuenta, como detalle curioso, la idea fue de Heenan, quien quiso que Flair entrase como #1. Vince decidió que entrase como #3 y asumió que la idea había sido suya. Flair tuvo un grandísimo combate, añadiendo mucho drama con los spots en los que parecía que sería eliminado, y aguantando hasta el final. Heenan ha dicho que es uno de los mejores combates que ha comentado en su vida. La operación fue todo un éxito.

Por supuesto, ya sabemos que ese combate de Ric Flair vs Hulk Hogan en WrestleMania nunca se llevó a cabo. WWF programó la lucha para algunos house shows, sin hacer mucha publicidad previa, y al ver que la gente no respondía como ellos esperaban, decidieron cambiar el plan. Gente al interior de la empresa sentía que Hulk Hogan vs Psycho Sid sería un main event más grande para las masas, ya que seguían considerando a Flair una estrella regional. Además, Hogan se iría a la filmación de una película luego de WM, así que no tenía sentido que ganara el título (porque no iba a perder contra Flair, brother), y es por eso que Flair terminó en un combate con Randy Savage. Por cierto, Jim Herd fue despedido de WCW poco después de que Flair apareciera en WWF.

Ahora, 24 años después, nos encontramos ante una situación muy similar, no solo por el hecho de que el Royal Rumble vaya a tener el título en juego. La estipulación del combate es solo un parecido superficial. Lo que hay debajo, lo que es más importante de ese evento que está a dos semanas de distancia, es la intención de poner over a alguien. WWE ha tenido muchas bajas en camino a ese WrestleMania 32 que debe atraer a 100 mil personas para llenar ese estadio de Dallas. Necesitan un main event que se sienta importante, y un producto en general que luzca fuerte en los meses que preceden al show más grande del año. Con esto en mente, quiero cambiar la pregunta planteada en el primer párrafo para apuntar hacia algo más específico. ¿Roman Reigns será Ric Flair o será Hulk Hogan en este Rumble? Tal vez ya tienen a un Ric Flair en mente. Que corran las apuestas.


La información de este artículo procede de los libros The Death of WCW y Ric Flair: To Be the Man. Recuerden que mañana estaremos transmitiendo el podcast en directo, y que pueden llamarnos para participar en el programa.

Alessandro Leonardo
@URAle54

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