La despedida de Eddie Guerrero, 10 años después

Este mes se cumple una década desde el fallecimiento de Eddie Guerrero, acontecimiento que conmocionó al mundo del wrestling en su momento. Tantos años después, el recuerdo de Eddie sigue vivo en la memoria de los fans.

Alessandro Leonardo

06/11/2015 a las

Nunca podré olvidar cómo me enteré del fallecimiento de Eddie Guerrero – una frase con la sé que muchos podrán identificarse. Domingo 13 de noviembre de 2005. No estaba siguiendo WWE semana a semana, porque el canal en el que veía Raw y SmackDown había dejado de transmitir los shows repentinamente a fines de 2004. Sin embargo, no dejaba de revisar noticias y estar al tanto de lo que sucedía, encontrando algunos videos sueltos y comprando PPVs. Era una época de mucho talento en el roster, con un midcard fuerte y con nuevos main eventers en ascenso. Luchadores sobresalientes, sin duda, o al menos así los percibía en mi joven mente de fan. Entre todos ellos, por algún motivo, Eddie siempre había sido especial para mí. Fue tal vez por su gran carisma, o por su enorme talento en el ring, o por su ascendencia latina; solo sé que Eddie Guerrero es el luchador responsable de haber impulsado mi “adicción” por el wrestling. Revisando algunas cosas en Internet, como parte de mi rutina, me topé con la noticia. Sucedió de pronto, de un modo tan inesperado que no lo pude entender en un primer momento (o no quise hacerlo). La idea dio vueltas en mi cabeza durante algunos minutos, hasta que finalmente tuve que aceptarla como real. Eddie Guerrero había muerto. Pensé en el hecho de que ya no volvería a verlo luchar nunca más, siendo él mi indiscutible luchador favorito, siendo yo ferviente admirador de su trabajo. Pensé en su familia, en los demonios que había vencido, en lo que habría podido suceder en su carrera más adelante. Lloré. Por primera vez en mi vida como fanático del wrestling, lloré. Al igual que yo, miles de personas en las gradas de un coliseo, durante las grabaciones de los shows en tributo a Eddie esa misma noche, lloraban desconsolados su partida. Es difícil hacerle entender esto a alguien que no es fan, o a alguien que no vio a Eddie en el ring durante sus mejores años. ¿Cómo es posible que la muerte de un tipo al que nunca conocimos en persona nos haya afectado de esa manera, como si hubiésemos perdido a un amigo cercano? A menudo se habla de la conexión que un luchador puede llegar a establecer con su público. Ese era Eddie, y ese es el Eddie que recordamos 10 años después.

«Siempre tuve aptitud para el wrestling. No puedo explicarlo – es como un don. Hasta hoy en día, no siempre sé cómo o por qué hago ciertas cosas. La gente me pregunta: “¿Cómo hiciste ese movimiento?” “No lo sé”, respondo. “Simplemente lo hice.” Vince McMahon se me ha acercado varias veces luego de los combates para preguntarme qué estaba pensando al hacer tal o cual movimiento. Luego de ver la expresión en mi rostro, dice: “No lo sabes, ¿verdad?” “No”, respondo. Él solo mueve la cabeza y sonríe. Pienso que entiende que es simplemente un instinto, una corazonada. Es como un don divino de saber qué hacer para que un combate funcione en un momento específico, lo que hace avanzar la historia y enciende al público. El wrestling simplemente es algo natural para mí. No es algo que en algún momento pensé: “Esto es lo que voy a hacer”. Es lo que hice y ya. Era mi vida.»

El wrestling profesional le dio de comer a Eddie desde el día de su nacimiento. Su padre, Gory Guerrero, fue una auténtica leyenda en México, luchando desde la década de 1930, llegando a convertirse en promotor en el ocaso de su carrera. Sus hermanos mayores, Chavo [Classic], Mando y Héctor, alcanzaron cierto prestigio en México y en diversos territorios de EE.UU., al igual que su padre, convirtiendo el apellido Guerrero en uno de los más reconocidos en cuanto a las familias del wrestling. Eddie, el menor, vivió siempre rodeado de lucha libre. En el patio de su casa, donde otros niños tienen una piscina o un columpio, Eddie tenía un ring, y pasaba todo el tiempo que podía jugando en él junto a Chavo Jr., su sobrino tres años menor que él. Al empezar su carrera en la industria, Eddie sintió la sombra de su padre y sus hermanos sobre él, lo cual fue motivo de presiones que lo llevarían a tomar decisiones equivocadas. Más adelante, Eddie se daría cuenta de que esa presión se la había impuesto él mismo. Mando reconocería en algún momento que Eddie llegó a ser el luchador más naturalmente dotado de la familia.

El debut oficial de Eddie fue el 27 de junio de 1987, en EMLL, haciendo equipo con Matemático frente a El Vikingo y Flama Roja. Ese sería el inicio de una ruta que lo llevaría hacia la empresas más grandes del wrestling mundial, un camino paradigmático que han seguido tantos otros en los últimos 20 años. Eddie no llegó a trabajar en la era de los territorios clásicos, que había sido el camino a seguir para los luchadores de la generación anterior a él. Creó una vía alternativa. Abandonó EMLL por desacuerdos con la directiva, e hizo el salto a AAA. Destacando en México, por su talento y por su apellido, fue invitado a algunos tours con NJPW para formar parte de la prestigiosa división Jr. Heavyweight. Como resultado, Eddie tuvo la oportunidad de conocer y aprender diversos estilos de wrestling, implementándolos de una manera única para crear un estilo propio. Esta historia tiene ecos en las carreras de gente como Sami Zayn, Finn Bálor, Adrian Neville, y otros de los luchadores que han pasado recientemente por el territorio de desarrollo de WWE, quienes afirman haberse planteado seguir los pasos de Eddie Guerrero, Chris Benoit, Dean Malenko y Chris Jericho.

Ese tiempo que Eddie le dedicó al aprendizaje y al crecimiento personal como luchador sería fundamental para su éxito posterior. Eddie explicaba que luchar en Japón, bajo la máscara de Black Tiger, le ayudó a encontrarse, a ser un general en el ring, a saber cómo llevar un combate, a desarrollar la psicología que implica trabajar como heel. Hacer pareja en AAA junto a Art Barr, como parte de Los Gringos Locos – nombre que Eddie adoptó en México por ser procedente de El Paso, Texas –, le ayudó a entender lo importante que es el carisma, el personaje, gracias a lo bueno que era Art Barr en esos aspectos. En vista de todo esto, no sorprende descubrir que los talentos más destacados de NXT son aquellos que tienen experiencia previa en diversos lugares. Lo que tienen como ventaja no es solo haber estado en contacto con otros estilos, sino el haber tenido tiempo para desarrollarse ellos mismos antes de entrar al sistema de la gran empresa. Pronto, estos esfuerzos llamaron la atención de cierto promotor audaz, dispuesto a ofrecer algo distinto a todo lo demás existente en Norteamérica. Paul E. Heyman contactó a Los Gringos Locos para tenerlos como atracción en su revolucionaria ECW. Eddie estaba muy emocionado con la oportunidad de trabajar en el norte, algo que de por sí ya era muy difícil de conseguir. Lamentablemente, mientras hacía un último tour en Japón antes de viajar a EE.UU., su esposa Vickie le llamaría para informarle de la muerte de su buen amigo Art Barr.

«Art fue el primero de muchos luchadores que conocí y que nos dejaron antes de tiempo. La lista sigue y sigue. Louis Spicolli, Brian Pillman, Moondog Spot, Curt Hennig, Crash Holly, Road Warrior Hawk. Todos se han ido, todos muy jóvenes. Sucede muy a menudo. Me rompe el corazón, porque en nuestra industria la muerte ya no es una sorpresa. No tengo la respuesta de por qué tantos de nosotros nos quedamos en el camino. Todo lo que puedo hacer es mover la cabeza y agradecerle a Dios por estar aún aquí.»

ECW fue la vía de ingreso de Eddie a la escena norteamericana. Paul Heyman quiso contar con él para un estilo distinto de combates en su show, alejado de la faceta hardcore por la cual la empresa era mayormente conocida. La motivación con la Eddie entraba a esta nueva etapa de su vida era muy alta gracias a diversos factores: la llegada a EE.UU., el mercado más importante del wrestling; el desear dedicarle este trabajo en ECW a la memoria de Art Barr; y además, su nuevo jefe le había hecho saber que lo consideraba uno de los mejores luchadores técnicos del mundo – algo que era totalmente cierto, pero que nadie le había reconocido hasta ese momento. Su paso por ECW estuvo enlazado con Dean Malenko, quien se convertiría en su rival en la disputa por el ECW TV Championship. El alto nivel de sus combates y la gran cantidad de enfrentamientos que tuvieron entre sí haría que el feud fuera reconocido como el mejor de 1995, pasando a la historia con el nombre de “Malenko-Guerrero Classic”. Los luchadores más talentosos de aquel roster de ECW despertaron el interés de una empresa más grande que tenía una idea para ellos. El grupo incluía a Eddie, Malenko y Chris Benoit, quienes no pudieron rechazar la generosa oferta que llegaba desde Atlanta, Georgia. Esto derivó en un emotivo combate de despedida, 2 de 3 caídas, en el que se cerraba el Malenko-Guerrero Classic ante el agradecimiento masivo de los fans en la ECW Arena. Eddie se encontraba listo para hacer el salto al mainstream.

Eric Bischoff ya había echado mano del dinero de Ted Turner para que grandes superestrellas como Hulk Hogan y Randy Savage pasaran a formar parte de WCW. Con esto cubierto, era necesario reforzar la zona del midcard en los shows, en especial en cuanto a nivel de wrestling, ya que sus main eventers se alejaban cada vez más de sus años mozos. El plan fue apelar a territorios internacionales, como México y Japón, además de robarle talento a ECW. El primer combate de Eddie en WCW Monday Nitro fue con Dean Malenko, ya que se quería traer aquello tan especial que estaban haciendo ambos para presentarlo en una nueva plataforma. Desde el inicio, la diferencia entre su antigua posición en ECW y la actual en WCW fue notoria: el combate duró 10 minutos y tuvo un corte al medio para ver una promo de Hulk Hogan en backstage. Eddie vivió temporadas en las cuales se puso muy over con el público, primero como babyface, luego como heel, pero esto no generó apoyo en el bookeo más allá de cierto nivel, condenándolo a permanecer a la sombra de figuras fijas en las posiciones principales (estancamiento que terminaría por destruir a la empresa). Eddie empezó a sentir que no era tratado con el respeto que merecía, y la situación empezó a afectarle a nivel personal.

«Por primera vez en mi vida, realmente odiaba ir a trabajar. La política de backstage se llevó toda la diversión de aquello que yo amaba hacer. Empezó a llevarse mi alma.»

En este recuento de la vida de Eddie se ha hablado hasta el momento únicamente de su carrera como luchador, su faceta pública y más memorable. Sin embargo, cierto aspecto de su vida privada es muy importante para entender por completo su desenvolvimiento profesional (y las circunstancias de su muerte). Desde el tiempo que pasó trabajando en México, Eddie empezó a ganar fama entre sus compañeros por ser un fiestero extremo, algo que había sido costumbre suya incluso desde antes de entrar a la industria, en la escuela, con el alcohol como su principal problema. La reputación de Eddie como aquel tipo que se embriagaba luego de los shows y protagonizaba situaciones vergonzosas lo acompañó desde México, pasando por Japón, ECW y llegando hasta WCW. Nunca subió ebrio a un ring, porque sentía mucho respeto por su trabajo; era luego cuando empezaba el descontrol. Por otro lado, en México adquirió el interés en las píldoras para lidiar con el dolor y diversos tipos de relajantes musculares, un hábito que también cargó consigo por la mayor parte de su carrera en años posteriores. La frustración y el estrés que empezó a sentir en WCW fueron las excusas perfectas para aumentar las dosis de sus dos adicciones, llegando al punto de hacerse daño a sí mismo y a las personas cercanas a él.

«Debería haber muerto al menos tres veces.»

Eddie le había pedido a Eric Bischoff la liberación de su contrato, pero Bischoff decidió no concedérsela, agravando la relación entre ambas partes. Luego de Starrcade 1998, los luchadores de WCW tuvieron algo de tiempo libre para celebrar las fiestas. Vickie Guerrero organizó una reunión familiar de Año Nuevo. Tras la fiesta, la mañana del 1 de enero de 1999, Eddie decidió subir a su auto para comprar un par de cosas en alguna tienda. Además de haber bebido, decidió combinar algunas sustancias, incluso píldoras para conciliar el sueño. El matrimonio de Eddie y Vickie empezaba a convertirse en una relación muy tensa, y Eddie quería lastimarse para darle una lección a su esposa. Tanto por cuestiones familiares como laborales, la vida se había vuelto muy dura. Fue un intento de suicidio, planeado subconscientemente. Eddie se durmió al volante cuando iba por la vía rápida, sufriendo un horrible accidente; salió disparado por el techo de su convertible y voló una distancia aproximada de 30 metros, salvándose de morir únicamente por el instinto de proteger la cabeza al caer aprendido de su entrenamiento en wrestling.

Tan solo cinco meses después del accidente que casi le cuesta la vida, Eddie haría su regreso a Nitro, de vuelta como luchador activo en el show. El haberse apresurado para regresar hizo que Eddie empezara a presentar molestias físicas, sintiendo mucho dolor al luchar, lo cual lo llevó a incrementar el uso de píldoras. Los conflictos internos en WCW continuaron durante el resto de 1999, hasta que finalmente Eddie, Chris Benoit, Dean Malenko y Perry Saturn fueron liberados por la empresa y firmaron un contrato con WWF, debutando en enero de 2000. Eddie hablaba de su primera etapa en WWF como el peor momento de su carrera, pues no estaba al 100%, debido a su creciente adicción, y trabajó con una mentalidad conformista con respecto a ser midcarder. Una sobredosis hizo que se presentara en muy mal estado a un show en el que debía participar. Sus amigos, Benoit, Malenko y Saturn, preocupados por su salud, le informaron a Jim Ross de la situación. JR tuvo una conversación con Eddie y se decidió enviarlo a un centro de rehabilitación. En medio de todo esto, Vickie le había pedido el divorcio, lo cual fue un duro golpe emocional para él. Tras cumplir el programa, Eddie estaba dispuesto a tener más autocontrol sobre sus adicciones, especialmente el consumo de alcohol. Bastó una experiencia más para entender que esto no era posible. Sin darse cuenta, volvió a embriagarse y a conducir bajo la influencia, causando daños materiales y pasando una noche en la cárcel. Poco después, recibió una llamada de JR en la que se le informaba de su despido.

«El wrestling es mi más grande vía de escape. Ha sido toda una bendición para mí. Puedo entrar al ring y dejar salir todo – toda mi furia, toda mi frustración, todo mi dolor. ¡Whoosh! Todo simplemente sale de mí. Es un sentimiento hermoso, un regalo. Honestamente, no puedo describir lo que pasa por mi cabeza cuando estoy ahí fuera. Para la gente que no lucha, es imposible llegar a entenderlo. Cuando estoy en el ring, no siento dolor. Estoy en otro mundo.»

Como suele suceder en las historias de éxito, tanto en personajes de ficción como en la vida real, hace falta llegar al punto más bajo para poder volver a levantarse. Verse por primera vez sin trabajo en el wrestling desde el inicio de su carrera, habiendo sido despedido de la empresa más grande de la industria, y en pleno proceso de divorcio, viviendo alejado de su familia, motivó en Eddie la reestructuración de su vida y el proyecto de madurar como ser humano. Se dio cuenta de que su comportamiento errático, acompañado por el consumo excesivo de alcohol y píldoras, era solo una forma de esconder sus sentimientos de angustia y lidiar con los problemas, evadiendo responsabilidades. En lugar de pensar en “no volver a beber por el resto de mi vida”, empezó a vivir un día a la vez, mentalizándose en mantenerse sobrio “por hoy”. Entró a luchar en el circuito independiente, probándose a sí mismo que aún tenía la capacidad para sacar combatazos, trabajando con luchadores jóvenes como Low Ki y CM Punk. Los promotores estaban encantados con él, ya que estaba dispuesto a poner over a su talento sin ningún problema. Los fans lo recibieron de vuelta con los brazos abiertos. Cuando se encontraba en conversaciones para realizar un tour en Japón, recibió una llamada de WWE. John Laurinatis le informó que lo querían de vuelta. Pronto, Eddie y Vickie volverían a verse de nuevo, y decidirían cancelar los planes de divorcio.

Casi por arte de magia, en su segunda llegada a la empresa de Vince McMahon, Eddie se convertiría pronto en el luchador más carismático del roster. Ganó el campeonato Intercontinental en su primer PPV de regreso, Backlash 2002, coronándose incluso antes de trabajar su última fecha acordada con ROH. Meses después, Eddie y Chavo Jr. ganarían el título de parejas de SmackDown, cumpliendo el sueño de tener éxito juntos. En un principio, Los Guerreros serían una pareja heel, pero su conexión con el público, su habilidad para la comedia y su talento en el ring hicieron que fuera inevitable aplaudirles, forzando el turn. Eddie luego sería coronado también como el primer United States Champion del nuevo cinturón creado en WWE. La empresa percibió que la popularidad de Eddie no se reducía a buenas reacciones en los coliseos, sino que también el rating aumentaba con su presencia en televisión, ya que atraía al público latino, y la asistencia a los house shows en lugares como California y Texas iba en aumento, por lo que decidieron darle un push moderado. En la marca SmackDown, se había trabajado durante los últimos años en establecer a Brock Lesnar como la figura principal, la gran estrella de la empresa. Por eso, cuando Lesnar tomó la decisión de no renovar su contrato luego de WrestleMania 20, muchos planes tuvieron que cambiar. De entre los babyfaces disponibles para arrebatarle el cinturón a Lesnar, Eddie venía con suficiente ímpetu, lo cual se sumaba al hecho de que No Way Out, el show previo a WM, se realizaría en San Francisco. Aunque se puede decir que Eddie se merecía el cinturón, por su talento y lo over que estaba, lo cierto es que su victoria y reinado fueron una suma de circunstancias.

«Confieso que, de muchas formas, no estaba preparado para cargar la empresa sobre mis hombros. Por ahora, toda mi fuerza interior está mejor concentrada en mantener mi sobriedad y continuar haciendo que mi vida fluya suavemente. Llegará un momento en el que estaré completamente preparado para llevar el cinturón de nuevo. Y cuando ese momento llegue, prometo que estaré listo para cargar ese título con toda la dignidad y la fuerza que se merece.»

Lamentablemente, a pesar de haber superado sus adicciones y haber rehecho su vida familiar y profesional, los errores del pasado le dejaron a Eddie un irreversible deterioro físico. Era común verlo adolorido en backstage, y esforzándose luego para intentar mantener su trabajo en el ring al mismo nivel de siempre. Y así, cuando Eddie había alcanzado la madurez como luchador y estaba en el punto más alto de su carrera, su cuerpo no pudo soportar más la presión. Eddie fue hallado muerto en su habitación de hotel; una muerte que nos tomó por sorpresa a todos, pero nunca sabremos qué tanto lo tomó por sorpresa a él. Aquella vez no se trataría de una sobredosis, o de alguna otra mala decisión. La muerte de Eddie no fue causada únicamente por la desordenada vida que llevó por tantos años, sino también por el gran esfuerzo que se propuso hacer para enmendarla. Más allá de su gran talento, y de su puesto en la historia de la industria como uno de los mejores de todos los tiempos, Eddie Guerrero, con su muerte, dejó una lección muy importante para la generación de luchadores que crecieron admirándolo: la importancia de una vida disciplinada. WWE desde entonces ha empezado a preocuparse más por la salud de sus trabajadores, intentando prevenir casos similares al suyo. Eddie nos deja una vida inspiradora, una muerte impactante, y, sobre todo, los recuerdos de su arte, de alguien que vivió por y para el wrestling. Nos veremos luego, Latino Heat, y debes saber que tu ausencia aún nos pesa diez años después.

«Dios no lo permita, si algo llegase a pasarme para que ya no pueda trabajar más, puedo decir honestamente que estoy satisfecho con el esfuerzo que he puesto en estos últimos años. He entregado todo, mi corazón entero. Puedo irme sabiendo que he dado lo mejor que tenía para dar.»


Todas las citas de este artículo son traducciones mías de Cheating Death, Stealing Life: The Story of Eddie Guerrero, su autobiografía publicada en 2005. Si se preguntan el motivo por el que decidí subirlo ahora y no el día 13, es porque este es solo el primero que tengo sobre Eddie para este mes.


Alessandro Leonardo
Colaborador Solowrestling.com
@URAle54

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