Sergio Bustos
19/12/2014 a las
Gana, pero en realidad pierde. Queda por encima al final, pero termina siempre un escalón por bajo. Genera reacción, pero su rival siempre genera más. Es un hombre en una situación paradójica constante. Si aún no lo han adivinado, hablamos, sin duda, de Windham Lawrence Rotunda, más conocido como Bray Wyatt.
El luchador profesional de la WWE se encuentra en punto de su carrera realmente curioso. Lleva tiempo triunfando en los PPV, pero las victorias que consigue no les dan el suficiente crédito. Y no es por su culpa. De hecho, su última derrota en un evento de pago fue en Battleground, donde cayó ante Chris Jericho. Desde el 20 de julio de 2014 no conoce el fracaso. Pero eso no supone precisamente el éxito.
Su prometedor regreso en Hell in a Cell durante el combate entre Seth Rollins y Dean Ambrose auguraba un futuro brillante para Bray. Pero nada más lejos. Desde que se ha enfeudado con
The Lunatic Fringe, el ex líder de
The Wyatt Family ha perdido la credibilidad que supo ganarse anteriormente en sus duelos con John Cena y Daniel Bryan.
¿Y cómo se explica esto, diréis, si ha ganado a Ambrose tanto en Survivor Series como en TLC? Es sencillo: la victoria no sirve de mucho cuando el desarrollo de la rivalidad y de los propios combates estropean el personaje. De Bray se deduce que es un rival manso, e incluso asustadizo, que tan sólo intenta asustar a través de palabras vacías que tienen palizas sin más como consecuencia directa. En Survivor Series ganó por descalificación, en una lucha en la que se mostró inferior y acabó golpeado y enterrado entre mesas y sillas. Lo de TLC (and stairs, ojo) ya no tuvo palabras. Bray no dominó ningún momento del combate, atravesando incluso tres mesas con saltos de Dean. El desenlace ni siquiera tuvo que ver con él. Ambrose perdió por golpear a Bray en Survivor Series y en TLC lo hizo por querer golpearle aún con más ímpetu.
Caso aparte es la rivalidad desarrollada semana tras semana. Aparte de dejar bastante que desear, si la credibilidad de Wyatt baja con victorias tan absurdas en PPVs aún lo hace más cuando ni siquiera ha asustado a Ambrose en un programa semanal (sólo recuerdo un Smackdown en el que realmente se mostró como debería). Ambrose ha sido el que ha atormentado a Bray, cuando el personaje del último es que debería protagonizar ese papel.
Del potencial de Bray Wyatt nadie duda, y está claro que es uno de los activos más valiosos de la empresa de cara a un futuro muy próximo. El problema es que separarle de Luke Harper y Erick Rowan no ha servido para mostrarle más dominante ni más maduro. Es más, por primera vez se ha visto a un Wyatt cobarde, huyendo. Simplemente incomprensible
Si los bookeos no cambian y Bray no da un paso al frente temo que su personaje se quede estancado en un simple
heel más. Un tipo que gana con artimañas, que huye del
face por sentirse inferior. Y eso no debería ser así. Tirar el tremendo potencial de Bray Wyatt por la borda así como así se firmaría como uno de los grandes errores de la WWE en el nuevo siglo.
Por el bien del wrestler, de la WWE y del propio personaje creado en torno a él (uno de los más atractivos de los últimos años), esperamos que la situación de Bray cambie con el paso de las semanas. Queremos un Wyatt creíble y con el suficiente peso en el roster. Que cuando haga su entrada, el público sepa que viene un tipo que atormenta al resto, que resulta hasta convincente con sus discursos, pese a actuar de
heel. Queremos, en definitiva, volver a seguir a los buitres.
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Sergio Bustos Rubio
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