WWE vs UFC

Una es ficción, la otra es realidad. Sin embargo, ambas empresas podrían tener muchas similitudes entre sí. La firma de CM Punk sirve como ejemplo para analizar el enfoque mainstream de las dos.

Alessandro Leonardo

11/12/2014 a las

La firma de contrato de CM Punk con UFC es un acontecimiento chocante desde múltiples puntos de vista, tanto por parte de los fans del wrestling profesional como por parte de los fans de las MMA. SI bien la llegada de un ex-luchador de WWE a UFC ya no resulta insólita tras haber visto a Brock Lesnar convertirse en campeón, el caso de Punk es distinto. Esta vez, se trata de un tipo sin una trayectoria reconocida en un deporte de contacto legítimo, sin historial de competencia, que llega a la mayor empresa de las MMA a ocupar un puesto privilegiado. El motivo puede ser fácil de explicar, hablando del impacto que el amigo Phil Brooks produciría en el negocio de UFC para una fecha determinada, pero hay un tema de fondo que debe abordarse. Dejando de lado la naturaleza de ambas industrias, una con base en la ficción y la otra con base en la realidad, lo sorprenderte es caer en la cuenta de cuán similares son entre sí WWE y UFC.

Como vimos la semana pasada al hablar de sports entertainment, el proyecto de WWE apunta a intentar ocupar la mayor parte de mercado posible. Para esto, la empresa añade elementos de espectáculo que dan color a la presentación de su producto, estableciéndose como apto para todos los públicos. Sin embargo, el wrestling profesional se mantuvo durante mucho tiempo como un negocio exitoso gracias a la creencia popular de que se trataba de peleas genuinas. A pesar de las sospechas, la protección del kayfabe era muy importante durante cierto periodo, y la “ilusión” era gran parte de su encanto para los fans. En los tiempos que corren, dicho aspecto es un arte perdido, y el mismo término de sports entertainment se convierte en una confesión. Aun así, en contadas oportunidades, sucede algo en un show de WWE capaz de romper nuestro escepticismo, y la fascinación de estar viendo algo que parece real es indescriptible. John Cena vs Brock Lesnar de Extreme Rules 2012 es un buen ejemplo. Muy en el fondo, tal vez todavía deseamos creer, y exigimos que WWE se tome las cosas en serio, como si su producto fuese un deporte real.

El ascenso de la popularidad de las MMA, de la mano de UFC, le ha mostrado al gran público cómo lucen las peleas verdaderas, que los combates de Flyweights no se parecen a los combates de Rey Mysterio, y que los mejores Heavyweights no tienen la contextura física de Hulk Hogan o de Ultimate Warrior. UFC es para los jóvenes de esta generación lo que el wrestling profesional era para los jóvenes de las décadas del 60 y 70 del siglo pasado: los tipos más duros del mundo enfrentándose en una competencia para determinar quién es el mejor. Tan simple como eso; cinturones, campeones, retadores, ránkings, etc. Por supuesto, tratándose de una empresa ahora mainstream como WWE, los elementos del espectáculo también están presentes, pero esto solo relacionado con todo lo que está fuera de la acción en el octágono. Los videos promocionales, los juegos de luces, la música, las presentaciones, las rivalidades, todo le añade al show lo necesario para conectar con las grandes audiencias y alcanzar la cobertura que tiene actualmente. Lo curioso en mi caso particular, siendo personalmente un fan de ambas industrias, es cuando se percibe en ciertas peleas una especie de storytelling; esas son las peleas que destacan de entre las demás. El gran comeback de Diego Sanchez ante Gilbert Melendez, o que Yoel Romero permaneciera sentado en el banquillo durante más tiempo del permitido entre los rounds 2 y 3 para recuperarse. Nuevamente, el cruce entre ambos mundos.

La pregunta es cuán fuerte puede ser la influencia de WWE y su sports entertainment en UFC y las MMA en general. Bellator presentó recientemente un gran show que tenía en el main event un enfrentamiento entre Tito Ortiz y Stephan Bonnar. Ortiz tiene 39 años, Bonnar tiene 37, y muchas personas cercanas al mundo MMA opinan que ambos ya deberían estar retirados. (CM Punk tiene 36 años, por cierto.) El modo en el que Bellator generó hype para esta pelea fue a través de un segmento de micrófono en el medio de la jaula semanas antes. Bonnar confrontó a Ortiz trayendo consigo a un personaje enmascarado, quien se quitó la máscara dramáticamente ante el asombro de todos (porque nadie pudo reconocerlo), y resultó ser un ex-compañero de entrenamiento de Ortiz, ahora aliado con Bonnar. No, no me lo estoy inventando. El feud entre ambos continuó a través de promos e intercambio de insultos, recibiendo fuertes críticas por parte de la prensa y los fans por atentar contra la esencia del deporte. ¿El resultado? Dos millones de personas sintonizaron Spike TV para ver una floja pelea entre dos peleadores ya lejos de sus mejores días, marcando así el mejor dato de audiencia en la historia de Bellator, compitiendo además con un show de UFC a la misma hora en PPV. Sin duda, un precedente a tomar en cuenta.

Lo sucedido con Bellator 131 puede haberle abierto los ojos a UFC en materia de qué es lo que atrae al fan casual a las MMA. Los fans hardcore se alegran por ver peleas exquisitas en técnica, el ascenso de peleadores destacados y el bookeo de peleas justas según los ránkings. Ahora, ¿qué sucede cuando un peleador no está tan bien rankeado pero es buenísimo en promos? Siguiendo el modelo de un bookeo clásico de pro wrestling, a ese tipo hay que protegerlo, porque es él quien llena las arenas con su carisma camino al evento. Es así que algunas veces no se dan los emparejamientos lógicos en cuanto a la visión deportiva, y se privilegia lo que es “mejor para los negocios”. La firma de CM Punk por parte de UFC es el equivalente a los esfuerzos que hace WWE por traer a sus shows a alguien como The Rock o Sting: la búsqueda del impacto mediático. Punk no solo es una figura reconocible debido a su paso por WWE, sino que también a eso se le añade el revuelo que han causado sus declaraciones en el podcast de Colt Cabana, convirtiéndose en el principal tema de conversación para muchísimas personas en las últimas dos semanas. No haber firmado a Punk, teniéndolo a su disposición en este momento, habría sido una enorme oportunidad perdida para UFC.

Entonces, aunque en industrias diferentes, WWE y UFC tienen muchas similitudes. No solo eso; compiten entre sí, pese a que ciertos personajes se nieguen a reconocerlo. La competencia no debe poner presión sobre ambas empresas necesariamente; podría utilizarse, más bien, como un modo en el que una aprenda de la otra y tome aquellos elementos que considere pueden aportar a que su producto mejore. La forma de construir grandes combates es algo que UFC ahora mismo hace mucho mejor que WWE. El manejo del merchandising es algo en lo que WWE es superior a UFC. Las dos quieren al fan casual, las dos quieren patrocinios, y las dos buscan fortalecer su marca extendiéndola a nivel global. Yo disfrutaré viendo a CM Punk en UFC, solo por lo curioso que es tomar a un personaje de una dimensión e introducirlo en otra, y estoy seguro de que mucha gente que nunca antes ha visto MMA lo hará también.


Quién sabe, a lo mejor CM Punk golpea sin querer al réferi durante su pelea, recibe una silla metálica de manos de Paul Heyman, noquea con ella a su oponente, y encaja un Rear Naked Choke para que el réferi al levantarse lo vea y le dé la victoria. La línea que divide realidad y ficción se hace cada vez más fina.


Alessandro Leonardo
Colaborador Solowrestling.com
@URAle54

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